El mayor reto que tenía con el puerto exterior el hasta hoy presidente de la Autoridad Portuaria, Enrique Losada, tras finalizar las obras del puerto exterior era el de la captación de empresas que se instalasen allí para contribuir a financiar la deuda adquirida por su construcción. Pero por el momento solo Bombeos y Hormigones Carral se ha incorporado a la relación de empresas con concesiones en el puerto exterior que no la tenían anteriormente en los muelles urbanos.

La labor comercial desarrollada por la Autoridad Portuaria para conseguir la implantación de nuevas empresas solo puede exhibir hasta ahora ese logro, a la espera de que se materialice el de Oil Deposit Corunna, la distribuidora de combustibles que pretende instalarse en Langosteira y que todavía realiza los trámites necesarios para iniciar las obras de su planta.

La gestión de Losada en este campo está además salpicada por dos fracasos, el de los proyectos de Pemex y Beijing 3E. El primero de ellos, que consistía en una planta de mezcla de gasolinas que tendrían México como destino, fue anunciado a bombo y platillo en 2012 por el presidente de la Xunta, Alberto Núñez Feijóo, solo dos meses antes de las elecciones gallegas de aquel año y con 2014 como fecha en la que la compañía pública mexicana comenzaría a operar. La inversión prevista era de 26,5 millones de euros, a la que se sumaría otra de 30,5 millones para la construcción de un pantalán en el puerto exterior, en el que los depósitos ocuparían 30.000 metros cuadrados de suelo.

Menos de un año después de aquel acto, Pemex retrasó hasta 2016 su llegada a Langosteira, pero comenzaron a surgir las dudas sobre las verdaderas intenciones del grupo industrial, que, en medio de una crisis institucional sin precedentes, terminó por admitir en 2017 que su proyecto coruñés era inviable ante la complicada situación en que se encontraba.

Beijing 3E fue otro caso de espantada de una inversión, ya que este grupo chino solicitó en mayo de 2012 una concesión de 120.000 metros cuadrados para construir una planta de reciclaje de aceites navales con una inversión de 270 millones de euros. El tiempo pasó sin que de la millonaria actuación se volviese a saber nada, mientras Losada justificaba el retraso con la complejidad de las negociaciones con las empresas chinas.

Las empresas que ya operaban en los muelles interiores fueron trasladándose de forma paulatina a punta Langosteira ante las posibilidades de expansión que les permiten sus amplias explanadas y los menores condicionantes ambientales existentes, debido a su alejamiento de las zonas habitadas, por lo que Oleosilos de Galicia, Pérez Torres, Terminales Marítimos de Galicia, Galigrain, Alcoa, Repsol y Servicios Auxiliares Hércules han ido desplazando allí su actividad.

Terminal de Repsol

Pero el principal operador del puerto coruñés, Repsol, acumula un retraso de dos años y medio en la puesta en marcha de la primera fase de su terminal de Langosteira, ya que debía haber entrado en servicio en abril de 2018. La complicada negociación para conseguir que la petrolera abandonase sus instalaciones antes de 2027, año en el que terminan sus concesiones en la zona de San Diego, concluyó en 2013, pero solo para el 60% de su actividad portuaria, la descarga de petróleo crudo.

Cuando 2020 está a punto de acabar, la compañía todavía trabaja en la construcción de su terminal en el puerto exterior y el poliducto que la conectará con la refinería no ha iniciado sus obras. Sobre el traslado del resto de la actividad, ni Repsol ni la Autoridad Portuaria quisieron desvelar en estos años si han desarrollado conversaciones, para su realización, por lo que se desconoce cuándo podrá llevarse a cabo esa operación, que dejaría libres los amplios terrenos que la empresa ocupa ahora en San Diego, aunque antes de que puedan ser utilizados deberán ser sometidos a una amplia regeneración ambiental.