Marta Moll, piano; y Damián Martínez, violoncello, son las dos caras del Dúo Cassadó, que recalará en el escenario del teatro Rosalía el próximo martes a las 20.00 horas. Será su segunda parada en Galicia tras el concierto que ofrecen el domingo en Ourense. También será su segunda vez en A Coruña. En esta ocasión, lo reducido del aforo no apagará las notas.

Visitan la ciudad por segunda vez. La acogida, esta vez, será algo diferente.

El mundo ha cambiado desde entonces. Esta vez será distinto, hay una limitación bastante grande de aforo, pero la energía y el mensaje van a ser los mismos que siempre. En Galicia se aprecia mucho la cultura, hay mucho respeto hacia la música. Creo que hacen bien en mantener los ciclos pese a las restricciones. Técnicos, programadores y artistas han seguido adelante como valientes.

¿Son buenos tiempos, a pesar de todo, para la lírica?

Nuestro gremio se ha visto muy afectado, porque el directo se ha resentido por todos lados. Por mi propia experiencia, te aseguro que no me encuentro en un sitio tan segura como en estos auditorios. Yo he seguido viajando, aunque todas las giras internacionales se han cancelado, y por mucho que se reduzcan aforos, me encuentro mucho más segura en un concierto que en aspectos de la vida cotidiana, como viajar en autobús. Creo que el gremio está mostrando una gran disciplina. Entiendo que la situación es complicada y hay miedo, pero hay cierto sinsentido en que las funciones se hayan suspendido pero vayamos a tope en el AVE.

Cuando se alce el telón, ¿qué va a encontrar el público?

El público se va a encontrar con un viaje musical a través de las luces y las sombras de la existencia humana. Va a haber diferentes estados, emociones, con Bach, Beethoven, o Blouch. Este va a ser el programa seguido sin pausa, recorreremos diferentes estados anímicos.

¿Se vuelve la música clásica una experiencia más íntima cuando se toca ante un auditorio tan reducido?

Para nosotros, es lo mismo tocar para tres personas que para mil, la sensación de comunicar y de compartir siempre es la misma. Hay un momento social que nos ha unido y que nos ha hecho recapacitar mucho de puertas a dentro, nos ha hecho ver la importancia que tenemos todos en la sociedad, y ver lo que nos sobra. La música es una comunión, una conexión de nuestra parte más pura y la vida que estamos llevando. Creo que va a ser algo especial, aunque, como intérpretes, siempre es especial.

¿Hay una intencionalidad detrás del repertorio?

Siempre tratamos de que haya un hilo conductor. No es porque sean Bach, Beethoven o Cassadó, el objetivo es transmitir más allá de la música, que como espectáculo haya un mensaje, una estética. Hay mucha gente a la que le gusta elegir un programa muy variado, pero nosotros buscamos una estética que homogeneice los estilos, aunque sean distintos: pasamos del Barroco a Arvo Part, que sigue vivo, pero todo tiene un hilo conductor. Es muy importante tener esa historia que contar para sensibilizar e inspirar al público, para que puedan viajar a través de las diferentes manifestaciones artísticas de cada época. Tratamos de abarcar distintos estilos; hace años hacíamos programas exclusivamente de música española, e intentábamos dar a entender las conexiones que existían entre los autores.

¿Dónde reside el magnetismo de la dupla cello-piano?

La formación de cámara es la formación por excelencia. Tenemos la suerte de tener la voz del violoncello, más cercana a la voz humana, y el acompañamiento musical del piano. Grandes compositores se han inspirado en esta formación al ser muy rica y combinar las partes más importantes de polifonía y melodía. No pretendemos ser dos instrumentos, sino uno, pero con la personalidad de cada uno. La formación es idónea.

Existe el prejuicio de que la música clásica es algo del pasado, pero lo cierto es que sigue viva y evolucionando.

Sí, eso es algo interesante de matizar. Parece que estamos hablando de algo muerto, y para nada. La música clásica sigue una tradición. "Clásica" es una etiqueta que se le ha dado, pero simplemente ha seguido la tradición de una corriente, pero a lo largo de su evolución se ha desarrollado de muchísimas maneras. Creo que la gente tiene una idea errónea, que piensan que es antigua, y hoy en día tenemos compositores importantísimos que son referencias mundiales. La música clásica también es música de hoy en día.

¿Ha sido la sociedad ingrata por la música después de todo lo que le ha dado en la cuarentena?

El problema es ver la cultura solo como ocio. La cultura es lo que nos enriquece, nos hace distintos, nos llena, nos ha ayudado no solo a entretenernos, a pasar el tiempo, sino que nos ha llenado, nos ha hecho soñar, conectar,. Ahí está el problema, en nuestro país no se cuida a los artistas. Hay una especie de complejo, no cuidamos suficientemente lo nuestro. Es algo que viene de antes de la pandemia. Tendríamos que estar tremendamente orgullosos y cuidar esto como la joya de la corona que es. Es una reflexión importante el ver cómo ha ayudado no solo a sobrellevar el confinamiento, sino a sensibilizarnos y enriquecernos.