El acuerdo del sector del taxi para trabajar al 50% el pasado fin de semana no tuvo continuidad y ayer las paradas volvieron a albergar largas filas de coches, algunos en doble fila, ante la bajada de carga de trabajo por las restricciones para frenar el coronavirus. "Queremos que se regularice, no para ganar más, sino para recuperar nuestras vidas. Estamos trabajando 100 o 110 horas a la semana para recaudar un 50% menos". De este modo resume Alberto Rodríguez la situación que están viviendo muchos taxistas en la ciudad.

Él es miembro de la asociación de Radio Taxi, entidad que está a favor de que el Concello regule la actividad para que trabajen cada día parte de los conductores y no todos mientras dure la pandemia. "Estás dos horas esperando para hacer una carrera y después ni siquiera puedes ir a la parada más cercana porque están llenas y no cogemos", apunta Olga San Martín, profesional socia de Tele Taxi. Aunque ella también está a favor de la regularización, la mayoría de socios de esta asociación votó en contra. "Somos autónomos. Si no trabajamos, no recaudamos", indicaba la semana pasada el presidente de Tele Taxi Manuel Sánchez Quindimil y añadía que "la actividad se mantiene" aunque está muy lejos de los números de antes de la pandemia.

Rodríguez acaba de comprar la licencia y para hacer frente a los pagos por la licencia y el coche tiene que trabajar los siete días de la semana. "Trabajo de 08.30 a 15.00 y de 17.00 a 00.00 de lunes a domingo para irme a casa con 14 carreras, cuando antes hacías 30 y un sábado lograbas 200 euros y ahora 70".

A su juicio, si en cada jornada hay "cien coches menos, los cuatro días que trabajas te pelearías con 421 licencias y no 521, los tiempos serían menores y se facturaría un poquito más para cubrir gastos". En la ciudad hay 522 licencias.

Kilómetros "vacíos"

"No hay aeropuertos, Inditex no está al 100%, no hay hostelería ni ocio nocturno y solo hay que ver cómo están las paradas. Nos subimos a las aceras o te pones en doble fila porque no cogemos. Al final, por miedo a que multen, y con razón, te vas a paradas más alejadas como Feáns o Matogrande con una rentabilidad menor", afirma San Martín. Respecto a este punto, ambos taxistas señalan que el hecho de tener que buscar una parada supone un gasto extra. "Son kilómetros en vacío que haces", apunta Rodríguez y enumera el gasto a mayores en combustible, el desgaste del coche o que al cabo del año tienen que declarar el kilometraje a Hacienda, por lo que cada uno de estos viajes "son kilómetros que nos toca a pagar" sin haber generado ingresos.

En el caso de San Martín, el taxi es el medio de vida de ella y su marido. "Compramos la licencia hace siete años" y, aunque al principio su marido se encargaba del taxi, cuando la despidieron de su empresa hace cinco años, decidió incorporarse al negocio. "Nos dividíamos por turnos y nos daba para vivir y ahorrar un poquito. Ahora, hacemos muchísimas horas y no llegamos ni a la mitad. Llegas agobiado y deprimido a casa, así" y con esta situación han optado por trabajar un día cada uno. "Hemos decidido turnarnos para no estar pendiente del taxi todo el día, de la gente y de las mentiras que se dicen, porque el trabajo es muy poco por las mañanas y por las tardes, no hay nada. A las once no queda nadie, salvo alguna urgencia o algún yonqui que quiere ir a Meicende y muchos se van sin pagar". Recuerda el caso en concreto de una persona que en 15 días "lleva ocho impagos a compañeros" y con el que ella tiene un juicio pendiente por lo mismo.

Ayudas y subvenciones

Un punto que destacan tanto Rodríguez como San Martín es que la regulación del sector les permitiría optar a ayudas públicas "para los que son autónomos y para que no se eche a nadie", subraya San Martín. "Acaba de salir una línea de ayudas de la Xunta y para la solicitud, para justificar" la reducción del trabajo que están viviendo, les sería más fácil con una orden administrativa para trabajar menos jornadas que antes del Covid.

"En Barcelona están trabajando cuatro días y están valorando dejarlo en tres por la situación que hay, ¿es que aquí no pasa nada?", incide Rodríguez. A las jornadas laborables interminables, los kilómetros que hacen a mayores para buscar una parada o la presión psicológica, se suma el gasto extra que tienen en desinfección del vehículo, "porque parece poco pero al final son mil euros al año", aclara Rodríguez.

Uno de los puntos que este taxista quiere dejar claro es que no pretenden "una regulación fija, sino por el momento, hasta que acabe el Covid o al menos hasta que abra la hostelería".