Nada más integrador que construir espacios en los que todo el mundo, más allá de sus condiciones, pueda ser bienvenido. Una premisa que la asociación cultural Sen Ánimo de Nome ha querido llevar a la práctica a través del programa SenteArte Integra, un proyecto desarrollado en el marco de la convocatoria Cultura Accesible e Inclusiva de la Fundación Emalcsa. Un programa participativo de talleres artístico-terapéuticos de carácter gratuito, en el que si algo hay, es sitio para todo el mundo.

Niños, adolescentes, mujeres cuidadoras e inmigrantes, personas con síndrome de down o enfermedades mentales, personas con diversidad funcional o grupos en riesgo de exclusión participaron activamente en los distintos talleres que la asociación Sen Ánimo de Nome fue repartiendo por distintos espacios de la ciudad, debido, en gran parte, al cambio de planes repentino al que obligó la crisis sanitaria.

El cambio, no obstante, salió redondo: nada mejor para explorar el mundo que salir de la zona de confort. Para unos y para otros. "Es el tercer año que hacemos este proyecto con la Fundación Emalcsa. Antes usábamos las instalaciones de las propias entidades sociales, pero este año tuvimos que encontrar soluciones externas en la ciudad. Queremos que la gente externa pueda confluir en esos espacios, crear grupos de inclusión, que la gente sin discapacidad conviva con las personas que sí la tienen", explica Fabrizio Rosano, integrante de Sen Ánimo de Nome. "Agradecemos al Concello y entidades colaboradoras que trabajan en el sector de la inclusión social el haber cedido los espacios. Son idóneos para desarrollar las actividades sin presión externa", asegura.

La idea, romper los posibles "guetos" que se puedan formar en las instituciones y propiciar, con sus talleres, una ventana abierta al mundo. "Vimos que se ha creado una inclusión total, porque tuvieron que apuntarse en espacios privados y públicos de la ciudad como si fuese una cosa completamente normal y corriente. Sales de tus espacios de actividades, conoces sitios nuevos y grupos nuevos, porque ya no tienes que juntarte con tus amigos para las actividades" , añade Rosano.

Lugares como el Fórum Metropolitano, el Ágora, el centro María Blanco, los centros cívicos de diferentes barrios o el espacio Oinos fueron algunas de las sedes de los talleres, diversos tanto en contenido como en colectivos asistentes: danza y movimiento creativo, capoeira, pilares, teatro, quiromasaje, pintura, relajación y atención plena o yoga se encontraban entre las opciones.

Una conjunción homogénea de arte y terapia inclusivas para todos los públicos, de ahí el nombre con el que la entidad ha bautizado el proyecto, SenteArte Integra.

"El objetivo final del proyecto es normalizar esto. Que el día de mañana vayas a una clase de yoga y te encuentres a personas con discapacidad y a personas sin ella", apunta Fabrizio Rosano. Una estrategia de integración en la que, asegura, A Coruña y la Fundación Emalcsa son pioneras, y que abre una "brecha" a la hora de diseñar nuevas formas de convertir los espacios públicos y privados de la ciudad en lugares abiertos e inclusivos para todos y todas.