El sector cultural se manifestó ayer en la plaza de María Pita para pedir que se les “deje trabajar”, tras más de ocho meses sin actividad, y exigir “ayudas económicas” que les permitan sobrevivir. Músicos, promotores, dueños de salas de conciertos, hosteleros y público en general alzó la voz para recordar que “la cultura es segura”.

Once minutos de silencio se guardaron frente al Ayuntamiento por los “once años que no podrá cumplir el Bâbâ Bar”, que cerró hace unas semanas debido a la situación actual. Una crisis que ha afectado a muchos sectores, pero el cultural todavía no ha podido arrancar. “Reivindicamos nuestro derecho a trabajar”, proclamó, ayer, el guionista Carlos Ares.

En un escenario improvisado junto a la estatua de María Pita, la cantante Silvia Penide recordó que el mundo de la cultura “llenó las redes con contenidos gratis” durante el confinamiento para “pasar mejor esos duros momentos”. Han pasado meses desde entonces y la cultura sigue encerrada. “Pero es segura e imprescindible”, aclaró, y señaló también que “el Ministerio y la Consellería de Sanidade reconocen que no hay constancia de ningún contagio en actividades culturales”. Por ello piden volver a su rutina, su normalidad.

Para dar un paso adelante, ayer se pidió que “Concello, Parlamento Galego y Congreso de los Diputados” declaren “la cultura un Bien de Interés General”, como ya ocurrió en Francia, Alemania o Portugal. “Si nos apoyan, el mundo será mejor”, sentenció Penide.

Ni músicos, ni promotores, ni los propietarios de las salas de conciertos entienden los criterios para las restricciones de aforo. “No tiene sentido que la Xunta solo permita aforos de 30 personas en locales, como teatros, auditorios o cines, que superan las 500 o las 1.000 localidades”, indicó la artista, que defendió que el único objetivo es “poder trabajar”. “Queremos, pero no podemos”, añadió.

La artista Marián Ledesma defendió en su intervención que “el acceso a la cultura es un derecho fundamental” y que sin la música, el teatro, el cine, la danza o la escritura “las sociedades son menos críticas, mucho más aburridas y menos libres”.

Por eso, a la protesta también acudieron asistentes a conciertos, obras teatrales o cualquier espectáculo cultural. “Soy público, es mi derecho”, se podía leer en un cartel que llevaba una mujer colgado al cuello.

Pero además, la cultura es también trabajo. “Somos muchos los que alimentamos a nuestras familias con el fruto de nuestro trabajo”, destacó Ledesma, mientras que Penide insistió en que no se puede permitir “que sigan cerrando salas de conciertos y actuaciones”. Como le ocurrió al Bâbâ Bar de Cristina Toba, que cerró su negocio tras “siete meses sin ningún ingreso”, como ella misma desveló.

Tras los once minutos de silencio, llegaron los aplausos. Esos que los artistas echan tanto de menos. Pero no faltaron las críticas por la falta de ayudas por parte del Ejecutivo local. “Ahora mismo, estamos dando la espalda a quien nos la está dando”, resumió Ledesma, que concluyó su discurso apuntando que la cultura necesita “tanta atención por parte de las administraciones como otros sectores económicos” para poder sobrevivir.

El sector cultural reivindica en María Pita “volver a trabajar” para poder sobrevivir

Xabier Barral - Hostaleiro

“A hostalería e o sector cultural van da man en moitísimas cousas”

O propietario de La Barbería, Xabier Barral, non quixo faltar á manifestación de onte na praza de María Pita porque entende que “a hostalaría e o sector cultural van da man en moitísimas cousas”. Considera que é momento de “devolver o favor” a todos os músicos, promotores e donos de salas de concertos que tamén acudiron “as protestas da hostalaría” nos últimos meses. Barral é “moi consciente do mal momento” no que se encontra o sector da cultura que, coma os hostaleiros, senten “unha absoluta desprotección” por parte das administracións. “Hai falta de axudas e iso non pode ser”, resume. Para o propietario de La Barbería, no número 15 da rúa Orzán, estes son “dous mundos que van xuntos” dende hai moito tempo. Xabier Barral recorda, ademáis, que “moitos artistas comezaron en bares pequenos antes de poder alugar unha sala e máis dun recorda o seu primeiro concerto” nun local de hostalaría.

El sector cultural reivindica en María Pita “volver a trabajar” para poder sobrevivir

 Pocho Taxes - Músico

“El sector cultural está en una situación límite tras ocho meses de abandono”

“Seguimos totalmente parados”, lamenta el músico Pocho Taxes, que asegura que “otros sectores se han ido recuperando”, pero el mundo de la cultura continúa sin actividad. “El sector cultural está en una situación límite tras ocho meses de abandono”, reconoce. El músico analiza que “si se cierran los bares, también se para la producción”. Taxes entiende que “tiene que haber protocolos” para poder retomar la rutina. “Nos manifestamos por el derecho al trabajo”, indica, y apunta que, en esta segunda ola, “hay que entender que las competencias son autonómicas”, de ahí que en otras ciudades, como Madrid, sí se puedan celebrar conciertos o obras teatrales. “Lo del aforo es ridículo e insostenible. Que solo puedan entrar 30 personas en sitios grandes como el Palacio de la Ópera. ¿Quién va a apostar por hacer un espectáculo? No hay negocio”, reflexiona.

El sector cultural reivindica en María Pita “volver a trabajar” para poder sobrevivir

Francisco Gómez 'Gandy'  Promotor

“Lo único que queremos es poder trabajar. La cultura es muy segura”

Músico y promotor, Francisco Gómez, más conocido como Gandy, sufre en primera persona las consecuencias del parón del sector cultural por el COVID-19. “Lo único que queremos y pedimos es poder trabajar”, señala, e insiste, como sus compañeros, en que “la cultura es segura”. Cuando vio la convocatoria de la manifestación, no lo dudó y acudió a María Pita: “Entendemos que la situación es muy complicada, pero existen protocolos y se pueden hacer cosas sin problemas. Lo estamos viendo en otras ciudades. ¿Por qué aquí no?”. Gandy apuesta por “trabajar con medidas sanitarias y de seguridad”, como hacen otros muchos sectores. Mientras no haya actividad, como lleva ocurriendo desde que se decretó el primer estado de alarma en marzo, el músico y promotor reclama “ayudas económicas” para poder hacer frente a esta situación.