Las salas de conciertos de la ciudad son uno de los sectores que ha salido más perjudicado a raíz de las restricciones derivadas de la crisis sanitaria. Son malos tiempos para la lírica, especialmente en estos espacios, antaño escenario de las mejores alegrías, que han sido testigos, desde marzo, de cómo se iban acabando las opciones a la vez que los ahorros iban disminuyendo.

Como paliativo a la grave crisis que atraviesa el sector, instituciones y los propios propietarios de salas han puesto una serie de soluciones sobre la mesa. Concello propuso ayer la suya en forma del ciclo Salas Abertas, que plantea una serie de conciertos que serán grabados y retransmitidos en streaming en siete salas de la ciudad: Filloa Jazz, Filomatic, Garufa, Inn, Mardi Gras, Pelícano y Playa Club. Cada sala recibirá 15.000 euros.

Las actuaciones, que cuentan con el patrocinio del Consorcio de Turismo, estarán repartidas entre los distintos establecimientos y correrán a cargo de grupos y artistas locales, otro de los colectivos que han visto más castigada su forma de vida desde el inicio de la pandemia. Se subirán al escenario del Filloa Jazz los grupos Project Five, Filloa`zz Quartet y High Society Jazz Band. En la sala Filomatic, tocarán Carolina Rubirosa, Cloaca y Lóstregos. Por su parte, el cartel del Garufa Club se compone por las bandas La Rúe 4Tet, The Octopus’Garden y Sergio Delgado Trío. En la Inn Club, por su parte, tocarán Allova, Indomable y Jas Processor.

La decisión del comité de la Xunta determinará la presencia de público

Los grupos Marian Ledesma & Tinaquero Brothers, Greasy Belly y Crimson and Clover. tocarán en Mardi Gras. En la sala Pelícano se celebrarán los conciertos de Bárbaro Lago, Grobas e Isma B y, finalmente, el Playa Club será el escenario de las actuaciones de Astrogirl, Judah y Luis Moro. La iniciativa, que cuenta con una partida de 100.000 euros, está abierta a toda la ciudadanía coruñesa que quiera disfrutar de los conciertos, que podrán seguir vía streaming. Con todo, está por ver si, finalmente, las salas podrán acoger público en las actuaciones, lo que dependerá de la decisión que el Comité Clínico de la Xunta tome respecto a la ciudad de A Coruña, y que estará además sujeto al criterio que los propietarios de las salas sigan con sus establecimientos. Una propuesta nacida, en palabras de la alcaldesa, Inés Rey, para “reforzar el vínculo que une a la ciudad con la música, y dinamizar una herramienta imprescindible como son las salas de conciertos”.

Las propias salas no han estado paradas durante este tiempo a la espera de las iniciativas institucionales. A pesar de que algunas de ellas, como es el caso de la sala Babâ bar, han decidido bajar la verja definitivamente al no poder asumir el volumen de gastos y la ausencia de ingresos, los locales se han organizado por su cuenta para evitar el desastre. Es el caso de la Asociación Cultural República Musical Mardi Gras, constituida por sectores próximos a la sala homónima, que nace con el objetivo de conservar la comunidad musical de A Coruña en estos tiempos inciertos. Con este sistema, los “republicanos” que quieran contribuir con la causa, podrán asociarse mediante una cuota anual de 20 euros, y cuyas ganancias se repartirán entre las salas de la ciudad. Una iniciativa que empezó a fructificar ayer mismo, con la entrega, por parte de la sala Mardi Gras, de un cheque de 2.500 euros a repartir entre el Filloa Jazz, el Garufa y el Babâ Bar, una muestra de unidad necesaria en un sector esencial, que espera volver a ofrecer pronto su mejor versión.