Cables, camiones y farolas no han sido nunca una buena combinación en la plaza de María Pita. Ayer volvió a pasar. Un transporte de mudanzas que atravesaba la plaza se enredó en uno de los amarres que atraviesan la zona y tiró una de las farolas que custodian la fachada del Palacio Municipal, sin mayores consecuencias que el susto. El sobresalto fue mucho mayor en abril del año pasado, durante la organización de una carrera con meta en la plaza. Uno de los camiones del evento se enredó también y tiró una farola vecina, con tanta puntería que alcanzó parcialmente a un turista que, con mucha fortuna, solo sufrió heridas leves.