La de ayer fue, sin duda, una jornada histórica para el pueblo de Sada, que pudo presenciar cómo los abogados del Estado se hacían, finalmente, con las llaves del pazo de Meirás, en manos de la familia Franco desde 1938. Son muchos los elementos relacionados con el dictador y su simbología los que siguen adornando los interiores del pazo, pero algunos llaman la atención sobre otros. Un busto con la figura de Carmen Polo, esposa del dictador, corona todavía una de las estancias principales del edificio, mientras el de Emilia Pardo Bazán, propietaria e ideóloga primigenia del lugar, observa en un discreto segundo plano, a la espera de que cambien las tornas.