La UDC y la USC tienen desde hace poco un grado de Paisaje. ¿Adquiere ahora el paisaje una relevancia mayor que tiempo atrás?

Este grado es un buen ejemplo de la importancia que cobra el paisaje. Las universidades recogen las demandas de la sociedad y ofrecen formación específica en ese campo. Este grado interuniversitario está muy bien diseñado ya que integra el enfoque de las ingenierías vinculadas al paisaje, de la mano de la Escuela Politécnica Superior de la USC, y también el enfoque de la arquitectura, en este caso gracias a la Escuela Superior de Arquitectura de la UDC. También hay formación en ciclos superiores de FP y en la ESO con la asignatura de Paisaje y sostenibilidad. Hay que formar a especialistas en todos los niveles para poder construir y proteger el paisaje.

¿El paisaje se crea, se construye, se transforma...?

Hay paisaje que existe desde siempre, otro se crea, se cambia, se transforma, evoluciona y se construye, y, a veces, se destruye. No olvidemos que el paisaje es el resultado de una conversación entre el hombre, los elementos vivos y los elementos inertes, una conversación que puede reducirse a un diálogo en algunos casos, o incluso a un monólogo, de ahí la complejidad y variedad de las tipologías de paisaje. Existen paisajes creados, transformados, otros eminentemente naturales y otros que lamentablemente se pierden por falta de conocimiento, intereses contrapuestos o por una economía mal enfocada.

¿Cómo debe gestionarse correctamente el paisaje?

Como para gestionar cualquier bien, lo primero es conocer qué hay que gestionar, es decir, disponer de inventarios, de cartografía específica, de estudios sectoriales... En Galicia tenemos la fortuna de que desde hace tiempo hay numerosos estudios académicos y de la administración pública para conocer mejor nuestro paisaje. No obstante, hay que seguir profundizando y bajando de escala para una mejor aplicación de los mecanismos de gestión apropiados y adaptados a la realidad de cada lugar. La gestión debe estar en sintonía con el equilibrio entre la funcionalidad y la preservación del valor del paisaje. No disponemos de soluciones genéricas. Un buen plan de gestión debe emanar del lugar, de sus elementos, sus gentes, su cultura, el uso del suelo, los valores naturales.

¿En esa gestión del paisaje se producen conflictos con las infraestructuras, el medio ambiente o el componente turístico?

Una buena gestión no debería generar problemas, al revés, debería solucionarlos. En realidad, los problemas pueden emerger de una inadecuada gestión del uso del suelo y de la ordenación del territorio. Obviamente, hay que desarrollar infraestructuras para garantizar la movilidad y adaptarse a los tiempos, pero en eso se ha evolucionado mucho y se están incorporando propuestas para evitar la fragmentación del territorio, que es uno de los mayores problemas que destruye una red de infraestructura verde. En cuanto al medio ambiente, no creo que haya conflictos, el paisaje es medio ambiente, son inherentes. Y en cuanto al turismo, la gestión del paisaje podría acarrear un uso masivo y ello podría destruir el propio paisaje. Es un poco perverso, todos conocemos situaciones reales de este problema. El paisaje es un reclamo turístico, pero podría ser al mismo tiempo un reclamo para su propia destrucción, de ahí la importancia de una buena gestión y de buenos planes de uso.

¿En Galicia valoramos nuestro paisaje, tanto quienes lo disfrutamos como quienes trabajan con él?

Hay que saber valorar todo tipo de paisajes. Es muy sencillo valorar un paisaje natural, con una bonita cascada rodeada de naturaleza con especies frondosas autóctonas, pero también es preciso saber valorar los paisajes cotidianos, los del día a día, los de proximidad; recordemos que en España casi el 80% de la población vive en las ciudades, y las primeras experiencias y las más numerosas se producen en este entorno antropizado. En ese sentido, están emergiendo movimientos internacionales en los que se afirma que la mejor forma de organizar las ciudades es mediante el diseño del paisaje urbano, como el Landscape urbanism de Harvard. Desde mi perspectiva, creo que la población gallega aprecia el paisaje cuando lo conoce, pero quizá hay un problema de divulgación, de información y de formación. Pero cada día más gente lo percibe y valora. De hecho, el paisaje se está convirtiendo en un verdadero signo de identidad territorial.

¿Tiene una estética definida el paisaje gallego?

La estética del paisaje gallego, con la cautela de su carácter subjetivo, es diversa y rica, es el reflejo de la historia del territorio, de su interacción ecosocial. Ello se refleja en las doce grandes áreas paisajísticas y en sus numerosas comarcas paisajísticas recogidas en el Atlas de Paisaje de Galicia. Pero no se debe olvidar que debemos protegerlo, conservarlo y gestionarlo bien, adecuadamente. Se trata de un recurso de enorme valor y potencial multióptica y multisectorial.

Es frecuente oír hablar de feísmo arquitectónico en Galicia, de desorden paisajístico en el rural. ¿Por qué padecemos esto?

Me gustaría subrayar que el término feísmo es inapropiado, no es un término ni científico ni académico, y, aparte de ello, depende mucho de la percepción. Esta especie de teoría antropológica del feísmo es absurda y nos hace un flaco favor. Además, no solo pasa en Galicia, está muy generalizado. No emerge de un gusto por lo feo, sino del uso o reciclado de materiales especialmente en medio rural, quizá también originado por falta de recursos. Creo que hay muchas reflexiones sobre este tema. Lo ideal es controlarlo. Pero insisto en que hay diferentes causas, y una de ellas ha sido la propia inacción durante muchos años de la administración, por ejemplo, la no obligación al recebo de fachadas o la sustitución de cierres tradicionales.

¿Qué objetivos se marca la Escuela Gallega del Paisaje en esta etapa con usted al frente?

Tengo el firme propósito de consolidar lo ya iniciado, fortalecer las líneas abiertas por mi predecesora y amiga Isabel Aguirre, a quien el paisaje gallego le debe tanto, y apostar fuertemente por la formación de excelencia, la mejora de los canales de información al gran público, la divulgación y la aplicación de mecanismos de preservación y gestión del paisaje. Queremos pavimentar caminos ya trazados; por ejemplo, seguir con la redacción de guías de aplicación directa en la mejora del paisaje, como la del diseño de espacios urbanos o de miradores. El objetivo es sencillo: proteger, preservar y gestionar adecuadamente al paisaje gallego, uno de nuestros valores más identitarios.