Imágenes de jóvenes de A Coruña subidas a las redes sociales, principalmente Instagram, están siendo sustraídas de los perfiles originales por piratas informáticos para trasladarlos a perfiles falsos en los que anuncian su adhesión a plataformas de pago conocidas por albergar contenidos de tipo sexual. Fuentes policiales consultadas por este periódico apuntan que se han tramitado denuncias recientes por el robo de fotografías personales a través de este procedimiento y para estos fines. Las investigaciones las lleva a cabo el Grupo de Delitos Tecnológicos de la Brigada de Policía Judicial del 091.

Las jóvenes afectadas retiran sus imágenes de las redes en las que las cuelgan una vez que se percatan de que alguien se ha apropiado de ellas para utilizarlas en otras páginas de internet sin su consentimiento, o directamente cierran sus perfiles. En la mayoría de esas fotos las chicas aparecen en la playa o la piscina y visten bañadores.

Las fuentes policiales señalan que desde el inicio de la pandemia del coronavirus se han incrementado de forma considerable todos los delitos tecnológicos, en los que los autores aprovechan herramientas informáticas para engañar a usuarios de páginas web o de redes sociales. El principal delito investigado es la estafa por internet. Son acciones especializadas que, según las mismas fuentes, en la ciudad no están contabilizadas por distritos.

Galicia sufrió el año pasado más de 11.600 infracciones penales a través de la red, un 40% más que en 2018, según datos de la Policía Nacional. El fraude informático es el grupo penal más abundante, al que se suman el robo de datos personales, el chantaje o acoso y los delitos sexuales a través de las redes, aplicaciones o webs. Un procedimiento habitual de estafa es con el envío de emails a las víctimas con logos de Correos, Amazon, entidades bancarias o de la declaración de la renta con enlaces desde los que se acceden a plataforma de pago en las que se insertan datos.

Más hurtos en la calle y locales

Con el confinamiento nocturno del estado de alarma y desde que el COVID limita la vida social, los hurtos en establecimientos y en la vía pública han subido de forma significativa, indican las fuentes policiales. Quienes cometen estos delitos, que antes solían tener lugar en pubs y discotecas, están ahora y en otros horarios más atentos a los descuidos de los ciudadanos. El balance de criminalidad más reciente, del primer semestre de 2020, reflejaba que los hurtos en la ciudad habían caído un 32% respecto al mismo periodo del año pasado, de 1.629 a 1.096. En cambio subieron los robos con fuerza en domicilios y locales.