José Manuel Liaño Flores (Monforte, 1921) cumplió 99 años hace apenas un mes. Todavía se le puede encontrar en su despacho, disfrutando de su profesión de abogado, de la que se siente especialmente orgulloso. Asegura que recorre kilómetros andando a diario y eso le mantiene en forma. No le tiene miedo al coronavirus, mantiene el contacto con sus amigos y está pensando en comprimir todos sus recuerdos en un libro de memorias. El Colegio de Abogados le ha hecho un homenaje por los 75 años desde su adhesión a esta entidad. Este mes también recibió el Premio Iurisgama, de la Asociación de Juristas Gallegos en Madrid.

A los muchos reconocimientos y distinciones de su carrera se une ahora el de ser el profesional más longevo del Colegio de Abogados, con 75 años de antigüedad.

Sí. Estoy muy contento. La longevidad también tiene sus beneficios

¿Y cuáles son?

El respeto que la gente tiene hacia ti. Eso es muy importante, porque quiere decir que durante toda tu vida has sido una persona de trato cordial y amable. A pesar de haber pasado por tantos estadios a lo largo de toda mi vida, como es la judicatura, la abogacía y la política, no debí de dejar mal recuerdo cuando todavía la gente me saluda con afecto por la calle, se para y habla conmigo. Y eso que los políticos suelen dejar mal recuerdo. No tengo más que agradecimiento para todos ellos que me reconocen y me paran.

Todavía sigue ejerciendo, ¿qué le atrae tanto de la abogacía?

La abogacía fue siempre algo que me empujó. Empecé a estudiar Filosofía y Letras y cuando conocí a los compañeros de Derecho, miraba sus libros y comentaba con ellos. Así que abandoné la Filosofía a mitad de la carrera y me pasé a Derecho. Saqué las oposiciones a juez y a pesar de ser una plaza envidiada y envidiosa, pedí a los cinco años la excedencia voluntaria para ejercer de abogado. Incluso cuando fui llamado a la política, contra mi voluntad, prometí no volver y dedicarme de lleno a la abogacía. Lo he cumplido. Es una vocación que está instintiva en mí y lo he dejado todo por ella. Y aquí sigo, a pesar de mis 99 años.

¿Cómo se ve la vida a esa edad?

Con una perspectiva maravillosa por haber llegado a los 99 años con una salud que admite todavía poder seguir trabajando. Es envidiable, no cabe la menor duda. Me acuerdo de todos los que han quedado fuera de este circuito. Tantos compañeros entrañables y familiares, porque he enviudado dos veces.

¿Qué hace para mantenerse en forma?

No tengo trucos, solo camino mucho. A todas partes voy caminando. No cojo el coche, ni el bus ni voy en taxi. Eso es lo que creo que me mantiene en forma. El ejercicio es lo que mejor te conserva a cierta edad. Veo a personas de mi edad en silla de ruedas o que no salen de casa, pero yo siempre hice una vida activa. Ha tenido que parar, como todos, por el coronavirus.

¿Le ha afectado la pandemia?

No. Hago una vida totalmente normal, no tengo temor alguno y vivo con toda tranquilidad. Sigo con el trato con mis amigos y no me preocupa la pandemia. Cumplo las instrucciones que nos dan y procuro adaptarme a la normativa que nos permita convivir de la mejor forma.

En esos paseos diarios, ¿ve diferencias entre la A Coruña de antes y la de ahora?

Sí. Desde hace unos años, A Coruña ha sufrido un bajón. Es indudable. Sin embargo, hay un síntoma favorable. Desde que yo fui alcalde, hace 40 años, la ciudad no pasaba de 250.000 habitantes. Este año parece que por fin hay 2.000 habitantes más. En ese sentido, hemos superado algo que parecía una cruz que teníamos a nuestras espaldas. Aumentar la población repercute en muchos factores, porque aumenta el número de concejales, de diputados y los intereses económicos que pueden favorecer a la ciudad.

Fue nombrado alcalde en febrero de 1976, ¿qué recuerdos tiene de aquella época?

Fue una época buena. Fui el primer alcalde de la Transición. Hice cosas que todavía disfrutan los coruñeses, que tienen agua por la presa de Cecebre, que yo inauguré. También inauguré el parque de Santa Margarita y el cementerio de Feáns.

Son muchas etapas y muchos años de trayectoria profesional, ¿tiene pensado publicar sus memorias?

Sí. Desde que empecé la carrera universitaria, hago agendas en las que escribo notas de lo ocurrido durante todo el día. Son más de 80 agendas las que tengo. Pienso redactar unas memorias si Dios me da vida todavía. Estoy redactándola por artículos. Será un libro que, en algunos aspectos, constituirá una novela interesante que a muchos coruñeses les dará a conocer una Coruña de antes, de entonces y de después, que es lo que realmente todos deseamos.