El paso semafórico donde se unen la avenida de la Marina y el Cantón Grande, situado a la altura del Obelisco, es el más antiguo de la ciudad, ya que el habitual tránsito masivo de personas por ese punto hacía necesaria la regulación del tráfico con uno de esos aparatos. Pero hoy en día, con el fuerte descenso del número de viandantes en las calles, el semáforo existente en ese lugar obliga a los vehículos que pasan por allí a detenerse durante un minuto sin que además muchas veces pase nadie. Y, además, con una coordinación con el cruce anterior y posterior que les obliga a parar tres veces seguidas en ese corto recorrido del centro de la ciudad.