Ya hace un par de semanas que en A Coruña reina el espíritu navideño. En un año en el que la percepción de la mayoría es que no hay demasiado que celebrar, los coruñeses han hecho un esfuerzo por sacar sus mejores galas y dotar de cierta alegría a estas fiestas.

Papá Noel, que aterrizará esta noche en la ciudad, lleva ya unos días dejándose ver por ciertos enclaves de A Coruña. Los más observadores, niños y mayores, ya han notificado su presencia en algunas de las azoteas más conocidas de la ciudad. La de la Torre Galicia, en Antón Vilar Ponte, el segundo edificio más alto de A Coruña, es una de las cimas en las que el anciano lapón ha sido avistado a lo largo de los últimos días.

Según afirman vecinos del edificio, la preferencia de Papá Noel por esa y no otra localización coruñesa responde a sus contactos con el portero del edificio, Javier, que se las ha ingeniado para que Papá Noel aparque su trineo, durante unas horas, sobre la parte superior de la torre, para que los niños disfruten con él.

Ya ha habido alguna vecina que, alertada ante la idea de que pudiera tratarse de un impostor o de alguien con mala fe, se puso en contacto con Javier, puesto que solo él tiene la llave de la azotea; pero las dudas pronto se disiparon. No es la primera vez que el portero del edificio Galicia se esfuerza por amenizar la convivencia de la zona.

Las pasadas Navidades, echando mano de un disfraz que se usó en algún momento para correr la San Silvestre, Javier consiguió que Papá Noel se dejase ver por el barrio, una acción que despertó una gran expectación en los más pequeños, que en seguida “se arremolinaron” a su alrededor sin poder creer lo que veían, como recuerda uno de sus vecinos. Es también el encargado de decorar el portal para tan señaladas fechas, y, en esta ocasión, además del abeto y las luces, un muñeco de nieve de tres metros de altura decora las instalaciones, una escultura que ayuda a preservar el espíritu navideño del vecindario incluso en estos tiempos difíciles.