El Concello recibió el año pasado un 30% menos de solicitudes de registro y de licencias de paseo de perros de razas potencialmente peligrosas a pesar de que el número de animales no ha disminuido, sino que va en aumento debido a la moda existente por poseer un ejemplar de estas características. La razón de este descenso, según cita la memoria anual de la concejalía de Medio Ambiente, es el retraso en la actividad sancionadora a los dueños de los canes por parte de la Xunta, que asumió en 2017 las competencias que hasta entonces tenían los ayuntamientos, que desde entonces solo le notifican las posibles irregularidades.

Esta situación lleva a que se produzca una “percepción colectiva de relajación en la exigibilidad de los requisitos legales”, según la concejalía, que en 2019 comunicó a la Xunta 108 infracciones graves o muy graves relacionadas con estos perros, pero no recibió información sobre si los denunciados fueron sancionados.

El Concello tenía contabilizados el año pasado 560 perros de estas razas, cuando en 2013 eran 253, por lo que suponían casi el 3% del total estimado en la ciudad, situado en torno a los 20.000. La legislación obliga a que cada miembro de la familia deba disponer de una licencia para pasearlos, por lo que su número se sitúa en 1.122 licencias , frente a las 391 de 2013.

A lo largo del año pasado se denunciaron ante la Policía Local 46 mordeduras de perros a personas, de las que solo 19 eran de razas calificadas como potencialmente peligrosas. Para el Gobierno local, la asunción de las funciones de castigo por parte de la administración gallega al entrar en vigor la Ley de Protección y Defensa de los Animales de Compañía se efectuó sin que la misma se dotara de más medios personales y materiales, lo que le impide actuar de forma efectiva contra los infractores.

Esta situación contrasta, según Medio Ambiente, con las campañas que realiza este departamento para localizar a perros sin registrar y paseados sin licencia y para que se renueven las caducadas o las próximas a hacerlo. Durante 2019 se concedieron 93 nuevas licencias para pasear animales que carecían de ellas, se renovaron 40, se denegaron cuatro y al final del año había tres en espera de su tramitación.

En cuanto al registro municipal de estos animales, el año pasado se recibieron 45 solicitudes de inscripción pero solo quedaron incorporados 41, mientras que para otros dos se estaba realizando el trámite. Los agentes municipales promovieron además la calificación de diez perros como pertenecientes a estas razas y ordenaron a los propietarios de once a que les colocaran el bozal.