Algunos de ellos entraron con los últimos coletazos de la dictadura, otros se incorporaron a una democracia joven y la mayoría conoció la burocracia municipal sin ordenador ni Internet. El Concello despidió ayer a 18 de sus funcionarios más veteranos, que salen del palacio de María Pita convencidos de que dejan “una ciudad mejor” que la que encontraron.

Así lo expresó ayer el ya ex director del Área de Alcaldía, Juan Carlos Martínez Muñiz, en nombre de sus otros 17 compañeros, en un acto emotivo pero contenido debido a la crisis sanitaria, que contó con la presencia de la alcaldesa, Inés Rey, y de representantes de algunos de los grupos municipales, y que supuso, para los homenajeados, “un reconocimiento más allá de un certificado de vida laboral”. Martínez, en representación de sus compañeros, quiso reconocer en su discurso “el trabajo silencioso” de la plantilla municipal, injustamente desapercibido en ocasiones, pero que constituye el engranaje que hace funcionar el mecanismo del consistorio.

“Hemos dedicado nuestro trabajo a nuestra comunidad vecinal, amigos, familiares y visitantes. Trabajar para lo público, para lo común y para las personas, es todo un privilegio”, resumió el ya funcionario jubilado, que tuvo un recuerdo para los seis alcaldes junto a los que trabajó, a quienes definió como personas “cabales, inteligentes, sensatas y responsables”. La alcaldesa, Inés Rey, entregó un recuerdo conmemorativo a cada uno de los presentes, a los que agradeció el “compromiso con el servicio público” que la plantilla esgrimió “con pandemia y sin pandemia” pues son “responsables de la visible transformación urbana”.

Ana Gutiérrez | 46 años en el Concello: "Al principio, escribíamos a máquina y en papel carbón"

Cuando Ana Gutiérrez llegó al palacio de María Pita, con 19 años, todavía faltaban tres alcaldes para que se instaurase la democracia. Es de las pocas funcionarias del Concello que vio pasar por sus despachos a dos alcaldesas, Berta Tapia e Inés Rey. Para entonces, todo estaba centralizado en María Pita, y la plantilla municipal era una única familia. “Éramos un grupo fantástico, todo estaba aquí, ahora están las cosas más dispersas por la ciudad. La relación era maravillosa”, recuerda. Se lleva innumerables recuerdos y amistades tras 46 años, en los que se desempeñó laboralmente como secretaria de concejal y como asistente de jefe de servicio en la Tesorería General; casi cinco décadas en las que no fueron pocos los cambios. “Al principio, todos escribíamos a máquina, con papel carbón. Teníamos unos libros de contabilidad que había que mover entre 10 personas”, recuerda.

Descanso merecido para el trabajo “silencioso”

Rosa Mata | 46 años en el Concello: "Pérez Ardá nos recibía en el salón de plenos para felicitarnos las Pascuas"

Rosa Mata, funcionaria en el área económica, es la que más alcaldes ha visto desfilar por los pasillos de la casa consistorial. Llegó con José Pérez Ardá, del que recuerda cortesías que se fueron perdiendo. “Se ponía en la puerta del salón de plenos y nos felicitaba las pascuas a los funcionarios. José Manuel Liaño Flores también lo hacía, luego se perdió la costumbre”, rememora. Entró, como dice “con las leyes fundamentales de Franco”, y sale, casi 50 años después, con la primera alcaldesa electa del Ayuntamiento. Llegó feliz y se va feliz, reconoce, habiendo visto y vivido el salto a la digitalización, que fue un revulsivo para el trabajo municipal. “Teníamos archivos manuales. Había un archivo de fichas que giraba, tenías que darle un botoncito y buscar por letra. Cuando todo se informatizó, fue un auténtico fenómeno”, asegura.

Descanso merecido para el trabajo “silencioso”

Mari Carmen Garnelo | 42 en el Concello: "Dejamos el Ayuntamiento en buenas manos, hay ganas de hacer cosas"

Mari Carmen Garnelo llegó a María Pita desde la recaudación municipal con 29 años. Desde entonces ha ido alternando la gestión tributaria en el área de Hacienda con Seguridad Ciudadana. Es de las que cree firmemente que la Coruña que dejan es mejor que la que encontraron, y que tiene, todavía, visos de crecer más. “Creo que dejamos el Ayuntamiento en buenas manos. Esta corporación tiene ganas de hacer cosas. Hay actividad, a pesar de los malos tiempos”, dice sobre la crisis sanitaria, otra anécdota que suma a las muchas que se lleva después de cuatro décadas de servicio público, que casi tiene que enumerar en función de la edad de sus hijos. “Todo cambió a partir del 2000, la forma de trabajar e incluso el lugar, y más que va a cambiar. Puedo decir en voz alta que siempre me sentí feliz de trabajar donde trabajo”, reconoce.

Descanso merecido para el trabajo “silencioso”

Juan Carlos Martínez | 38 en el Concello: "Cuando llegamos, los servicios sociales o culturales casi no existían"

Juan Carlos Martínez Muñiz fue el encargado de poner en palabras el sentir común de la veintena de compañeros que hoy ponen punto y final a décadas de servicio público. Casi cuarenta años en los que se ha visto de todo, afortunadamente, casi siempre para bien. “El Ayuntamiento que encontramos no tiene nada que ver con este. Los servicios sociales, deportivos o culturales prácticamente no existían, solo estaba el departamento de Fiestas. Con la Constitución hubo un cambio radical”, recuerda. La clave, asegura, fue dotar de recursos a la Administración municipal y darles entidad propia. Para los alcaldes con los que trabajó y convivió en el Área de Alcaldía, solo guarda buenas palabras. “Me gustaría que la gente de A Coruña supiera que quienes han ostentado la Alcaldía eran personas buenas y dedicadas, con errores, porque eran humanos”, afirma.

Descanso merecido para el trabajo “silencioso”

César Vázquez | 40 años en el Concello: "Llegué casi con la moción de censura a Domingos Merino"

César Vázquez no podía imaginar que, al momento de su llegada al consistorio, estaba por producirse uno de los momentos más agitados de la historia municipal coruñesa. “Al año de llegar, se produjo la moción de censura a Domingos Merino”. Tenían que pasar, todavía, seis alcaldes más para retirase de sus funciones como auxiliar en la Hacienda Municipal, toda una vida en la que ha habido no pocos cambios: de caras, en los salones de plenos, y de sistemas, en la parte metodológica. “Teníamos dos ordenadores para todos los trabajadores del Concello, el de personal y el de intervención. Tenías que pedir vez para ir a grabar los expedientes. Ahora, cada funcionario tiene el suyo”, comenta. Destaca, sobre todo, la calidad de quienes compartieron el camino. “Tuve la suerte de tener grandes compañeros y amigos. Es lo mejor que me llevo”, asegura.

Descanso merecido para el trabajo “silencioso”

Carlos Cantariño | 33 años en el Concello: "La ciudad está totalmente cambiada, lo que hoy es Eirís eran unos campos"

Carlos Cantariño asistió, como delineante en el Área de Urbanismo, al crecimiento de una ciudad que, en origen, distaba mucho de ostentar las fronteras que hoy conocemos. “La ciudad está totalmente cambiada. Urbanismo es un área bonita, porque ves crecer todo eso. Se hizo el paseo marítimo, el estadio de Riazor para los mundiales, todo es distinto”, enumera. Recuerda el mandato de Francisco Vázquez, que duró 23 años, como el punto en el que la ciudad empezó a cambiar, aunque, aprecia, “cada alcalde tuvo su momento”. Ahora, A Coruña es más de lo que era entonces. “Antes, lo que hoy es Eirís eran unos campos. Detrás de la estación de autobuses no había nada”, asegura. De sus compañeros de área, amigos, después de tantos años, se lleva más que camaradería. “Desayunábamos en la oficina todos los días, comentando lo que se iba a hacer”, recuerda.