Una fiesta ilegal en Pocomaco de madrugada, un espectáculo con música sin permiso en una calle de Os Rosales y casi una veintena de incumplimientos del toque de queda. Estas fueron las denuncias más significativas anotadas por los agentes de los cuerpos de seguridad en A Coruña entre el día 31 de diciembre por la tarde y ayer, primer día de 2021, un periodo que, debido a los límites derivados de la pandemia del COVID, fue mucho más tranquilo que otros años.

Veinte personas (ocho hombres y doce mujeres), entre ellas tres menores de edad, fueron identificadas y denunciadas por la Policía Nacional la pasada madrugada por participar en una fiesta ilegal en una nave del polígono industrial de Pocomaco. Todas incumplían las restricciones sanitarias por el coronavirus. De acuerdo con fuentes policiales, los agentes desmantelaron la fiesta y los menores fueron puestos a disposición de sus tutores legales.

A las cuatro de la madrugada, el 091 recibió diversas informaciones de que podría estar teniendo lugar una celebración en Pocomaco. Tras varios recorridos por el polígono sin detectar nada extraño, los agentes contactaron con un vigilante de la zona, que también informó de que había movimiento en una de las naves. Los policías accedieron finalmente al inmueble y constataron la celebración de la fiesta, en la que participaban 20 personas, tres de ellas menores.

No fue esta la única infracción de la normativa vigente durante el estado de alarma de las que las fuerzas de seguridad dieron cuenta desde el último día de 2020. La Policía Local abrió también 45 expedientes con propuesta de sanción, según fuentes municipales. La mayoría de las denuncias se debieron al incumplimiento del horario de confinamiento nocturno, por lo que fueron advertidas 18 personas que estaban en la calle más tarde de las once de la noche.

Otra denuncia fue por la organización de un espectáculo público con música y otras actividades en un local de Os Rosales sin la correspondiente autorización. El 092 abrió además doce actas de denuncia por carecer de mascarilla y cuatro por fumar en la calle sin guardar la debida distancia de seguridad. Tres locales fueron denunciados por exceso de aforo y uno por permitir a sus clientes salir al exterior con bebidas alcohólicas. Hubo cinco intervenciones por ruidos de domicilios y a una persona se le multó por no respetar el cierre perimetral impuesto por las autoridades sanitarias y entrar en A Coruña desde el municipio de Oleiros.

Una tranquila noche sin daños que lamentar

La tradicional feria de Año Nuevo en Betanzos dejó ayer una instantánea insólita, la de la plaza García Irmáns prácticamente vacía a primera hora de la mañana y las cafeterías de los Soportales cerradas. Las restricciones por la emergencia sanitaria del COVID-19 ofrecieron una imagen realmente desoladora del mercado al despuntar el día y pasaron factura a las ventas. La feria arrancó esta vez sin los posados de jóvenes que daban un descanso a sus pies tras una noche de fiesta con la compra de unas zapatillas para disfrutar cómodamente de un chocolate con churros. Tampoco acompañó en esta ocasión el tiempo. La pertinaz lluvia, el cierre de los locales de hostelería hasta las 11.00 horas y las restricciones en movilidad deslucieron una de las ferias más importantes del año en la comarca. “Fue como una feria más de las de ahora”, lamentaba una vendedora, que no ocultaba su desánimo por el impacto de la pandemia en su actividad. A partir del mediodía, el ambiente comenzó a animarse, pero “nada que ver” con otros años, lamentaba otra feriante. “Casi no vendimos nada”, explicó a consulta de este diario al tiempo que mostraba los zapatos y zapatillas de su puesto. El mismo desánimo cundía en buena parte de los puestos, especialmente en los de ropa. La venta de productos de alimentación también se resintió: “Bastante regular”, admitía una vendedora. Los puestos de churros también se resintieron: “Nada que ver con otros años, nada que ver”. A partir de las 13.00 horas, la feria comenzó a animarse, al igual que los Soportales. Varias de las terrazas estaban llenas, aunque sin el alboroto de otros años.

Jóvenes comen churros en la plaza de María Pita. | // CARLOS PARDELLAS

Sin posado en zapatillas en la feria de Betanzos

La primera madrugada de 2021 fue una de las más tranquilas que los agentes de policía y personal sanitario recuerdan si la comparan con las primeras de los años anteriores. Los límites impuestos a las reuniones de personas por la pandemia del coronavirus dejaron las calles vacías y los locales cerrados en el amanecer del nuevo año. Ni jóvenes de fiesta ni colas interminables en las paradas de taxis con la luz del día para volver a casa. Ni intoxicaciones por alcohol ni hurtos, robos o peleas en locales de ocio o en la calle, como ocurrió hace un año, cuando una pelea entre numerosas personas dejó dos heridos leves y obligó a intervenir a tres patrullas policiales en la ronda de Outeiro a la altura de Peruleiro. Mucho más trágica fue la fiesta de Nochevieja, también en 2020, en un hotel de Oleiros que finalizó con la muerte de un joven de 31 años durante una pelea entre dos grupos. El delegado del Gobierno en Galicia, Javier Losada, informó ayer de que desde el día 31 hubo 667 dispositivos de seguridad que alcanzaron a 3.629 personas y 1.739 vehículos en la comunidad. Desde el 21 de noviembre, 5.734 dispositivos en total.

Feirón de Betanzos. | // C. P.