Las colas de la confitería Glaccé el día de Reyes son ya un clásico. Hasta este año, era típico ver a jóvenes de reenganche que hacían la paradinha antes de volver a casa. Con el ocio nocturno cerrado y el toque de queda, que impide madrugar más allá de las seis, los más previsores han decidido hacerse con el dulce días antes para congelarlo y comerlo la mañana de Reyes. El problema es que nadie informó de sus deseos a la pastelería y, ayer, solo había diez, ni uno más.