El comité clínico que asesora a la Xunta en las medidas para frenar los contagios de coronavirus se reúne hoy y, sobre sus decisiones, se edificará la rutina de vecinos, comerciantes, trabajadores y sanitarios de los próximos días. Pueden venir días de pasatiempos, manta, sofá y series para los que tengan convivientes o, incluso, de café a media mañana, con libro y en terraza para los que no los tengan y se guíen por un estricto protocolo anticontagios. Con los cierres perimetrales encima de la mesa y con más limitaciones para la hostelería, aunque descartado un cierre total, vecinos y comerciantes demandan más vigilancia en el cumplimiento de las medidas vigentes, antes que poner en práctica otras más restrictivas, que ataquen directamente a la línea de flotación de sus costumbres ya de por sí alteradas, desde hace casi un año.

El profesor emérito de Medicina Preventiva y Salud Pública Juan Jesús Gestal Otero explica que, para “doblegar la curva” son necesarias dos medidas: Una, que afecta a la movilidad de los vecinos y a sus interacciones sociales, para que se reduzcan al mínimo y, de ese modo, se puedan evitar los contagios, y que está en mano de cada uno poder cumplirla y, otra, que compete ya a las administraciones: la detección de asintomáticos.

Con esta medida no se refiere a los cribados por edades que desarrolló meses atrás la Xunta entre los jóvenes empadronados en la ciudad con PCR, sino haciendo pruebas rápidas de antígeno en determinados barrios o grupos de población en los que haya más riesgo de contagio. “Con estas pruebas rápidas, en quince minutos se sabe si una persona puede contagiar o no y es lo que necesitamos para doblegar la curva, que hagan cuarentena enseguida”, relata el doctor Gestal, ya que, con las PCR, al tardar el resultado 24 o 48 horas, se pueden producir más interacciones sociales de positivos asintomáticos.

La presidenta de la federación de entidades vecinales de A Coruña y su área metropolitana, Luisa Varela, considera que no hay suficiente vigilancia en las calles y en los locales de hostelería para hacer cumplir las normas que ya están vigentes desde hace meses.

“Yo creo que la mayoría estamos cumpliendo las normas, pero hay personas que todavía no lo hacen, que no piensan en los demás y necesitamos ser más responsables”, puntualiza Varela. La presidenta de la federación considera que sería necesaria más vigilancia y, en último caso, más sanciones, para aquellas personas que incumplen las normas. “No puede ser que vayas a cruzar un paso de peatones y haya gente fumando, o que salgas a dar un paseo y que te pase una persona corriendo sin mascarilla”, lamenta. Sobre si son necesarias más restricciones, considera que se está criminalizando a la hostelería cuando no tendría que ser un sector más peligroso que cualquier otro si se cumpliesen estrictamente las normas. “Lo que no es lógico es que las terrazas de las cafeterías estén cerradas a las seis de la tarde y que los centros comerciales estén a tope por las rebajas”, reflexiona.

El presidente de la Federación Unión de Comerciantes de A Coruña, José Luis Boado, defiende también la idea de que es necesaria más vigilancia y también más sanciones, incluso, “medidas drásticas” como “cerrar negocios en caso de incumplimiento de las normas” vigentes. Confía en que no haya más restricciones que afecten al pequeño comercio, porque ya lo están pasando suficientemente mal en esta crisis y que tampoco se produzcan cierres perimetrales, aunque asegura que, cualquier recorte que se haga en la hostelería, afecta directamente a sus negocios.

“A partir de las seis de la tarde, ya casi no hay nadie en la calle, y yo lo entiendo, porque si vas a las rebajas, quieres saber que, si te apetece algo caliente o tienes que ir al servicio, por lo menos, puedes ir a una cafetería. Si no hay ese recurso, es normal que la gente prefiera quedarse en casa, además con el frío que hace estos días”, relata Boado.

Fuentes de la Confederación de Empresarios indican que, si bien apoyan todas las medidas adoptadas por la Xunta para evitar el avance de los contagios, es necesario evitar “más restricciones”, aunque, si eso no va a ser así, como todo apunta, la entidad empresarial reclama que se aprueben ayudas acordes a paliar las pérdidas que la hostelería está sufriendo al tener que reducir aforos y también la jornada de apertura. La confederación solicita, además, la implicación de los concellos para que rebajen el Impuesto de Actividades Económicas (IAE) de manera proporcional a la caída de los ingresos de los negocios.

Coincide también en este argumento la Cámara de Comercio, que considera que “lo fundamental en estos momentos es tratar de alcanzar un equilibrio que asegure la salud pública con el menor impacto económico”, aunque sin perder de vista el objetivo sanitario.

“Es básico evitar dañar más una economía ya muy dañada y con unas previsiones de recuperación inciertas en estos momentos, donde hay muchas pequeñas empresas y microempresas que se encuentran ya al borde de la desaparición. Se hace necesaria una coordinación y actuación conjunta entre las diferentes administraciones públicas para intentar paliar este daño extraordinario hasta que la pandemia pase”, relatan fuentes del ente cameral.

El secretario comarcal de la CIG en A Coruña, Xabier Filgueira, considera que son necesarias más medidas para la protección de los trabajadores y que eso redundará en la mejora de la situación sanitaria y en paliar la exclusión social. “Los que estaban en una situación precaria, ahora lo están más, porque se han perdido ciertas capas protectoras, como que no se pudiese despedir en seis meses tras acabar un ERTE”. La CIG reivindica también el refuerzo de las plantillas sanitarias para poder hacer frente a la pandemia desde la primera línea y también, que las residencias y los cuidados pasen a ser competencia pública y no privada.