Los diez meses transcurridos desde el día en que el país entró por primera vez en estado de alarma por el coronavirus han dejado en A Coruña un total de 3.809 denuncias por el incumplimiento de las medidas restrictivas impuestas por las autoridades para frenar los contagios de la pandemia. La Policía Local ha abierto los expedientes de estas denuncias por infracciones administrativas, una media de 12,4 al día, en el ejercicio de sus labores de control y vigilancia del comportamiento de los ciudadanos, tales como no llevar la mascarilla puesta, no respetar distancias de seguridad o limitaciones de aforo, saltarse el toque de queda, tener un local abierto más allá de la hora permitida o hacer botellones.

De acuerdo con los datos de la Policía Local, en los tres primeros meses, los que corresponden al primer estado de alarma y en los que el Gobierno central, con la población confinada en sus domicilios, decretó las restricciones generales para todo el país, se registraron 1.310 denuncias en la ciudad, unas 15 diarias. A esta cifra hay que añadir la comisión de 21 delitos por desobediencia grave a la autoridad, 19 de ellos con detención.

Estas denuncias las ha tramitado el Estado, pero desde mediados de junio, tras discrepancias jurídicas respecto a la imposición de sanciones, son competencia de las comunidades y los propios ayuntamientos pueden encargarse de la tramitación. Hasta la mitad de julio, con las autonomías en distintas fases de la desescalada, hubo otras 71 denuncias en la ciudad.

De mediados de julio a finales de octubre, tras un verano de moderada tregua en la propagación de contagios de COVID pero con limitaciones a algunos sectores de la hostelería desde el mes de agosto, en A Coruña el 092 abrió casi los mismos expedientes que en los primeros tres meses de alarma sanitaria, 1.238, 13 al día.

La declaración del segundo estado de alarma y el nuevo endurecimiento de las restricciones desde finales de octubre y especialmente desde comienzos de noviembre en Galicia, con el confinamiento nocturno a partir de las 23.00, rebajaron poco el nivel de infracciones administrativas en la ciudad, que sumó 1.166 denuncias hasta el 14 de enero, el pasado jueves. Atrás quedaba un periodo navideño en el que, como en todo el país, subieron los casos de COVID de forma alarmante.

Al día siguiente, el viernes 15, Galicia entró en una nueva etapa restrictiva que adelantó una hora el toque de queda, a las diez de la noche, y cerró la hostelería en todos los concellos a la seis de la tarde con la prohibición de consumir en el interior de los locales. En solo un día, de las 14.00 a las 22.00 horas del sábado, el 092 realizó 24 denuncias, de las que 12 se debieron a participar en un botellón. El resto fueron por estar reunido en un grupo de más personas de las permitidas, cuatro, por no usar la mascarilla, fumar sin la distancia de seguridad de dos metros y no respetar el toque de queda. Además, una persona fue detenida por desobediencia y resistencia grave al ser identificada por ir sin mascarilla.

Durante el sábado por la tarde fueron numerosas las llamadas vecinales al 092 para dar cuenta de comportamientos inapropiados en locales de hostelería o en la vía pública. Varias patrullas policiales se desplazaron a la finca de los Mariño, en el paseo marítimo a continuación de la playa del Matadero, para interrumpir la celebración de un botellón. Los agentes desalojaron a 54 personas. Como resultado de esta intervención, se cursaron doce denuncias por beber alcohol en la calle, siete por reuniones de más de cuatro personas no convivientes, tres por no llevar la mascarilla y dos por fumar sin separación.

Fuentes municipales señalan que el pasado fin de semana se intensificó la vigilancia y aumentó el número de denuncias por la concentración de personas en la finca de los Mariño, pero todas las semanas presentan una tónica similar. Las mismas fuentes matizan que las casi 4.000 denuncias no son atribuibles a las mismas personas o negocios, dado que tanto particulares como empresas son reincidentes y acumulan sanciones.

Diecisiete jóvenes identificados en A Barcala por juntarse para beber alcohol en la calle

Las autoridades sanitarias gallegas alertaron de los riesgos que conlleva la reunión de personas no convivientes tras el último aumento de casos de COVID, pero hay ciudadanos que hacen caso omiso de las advertencias y convierten los encuentros en factores de mayor riesgo si los acompañan de alcohol. Porque el fin de semana en Cambre la Policía Local realizó una veintena de denuncias, de las que 17 fueron a jóvenes que estaban celebrando un botellón en A Barcala. Otras infracciones fueron por no llevar puesta la mascarilla, superar las cuatro personas en un grupo y no cumplir las distancias de seguridad. En Culleredo hubo otras 17 denuncias por incumplimientos de la normativa COVID entre el sábado y el domingo.