Javier Dopico vende movilidad cuando las fronteras están cerradas. Bajó la verja de la oficina de su agencia de viajes, Soloe Viajes, en abril y solo opera por internet desde casa para aguantar y conservar su licencia. El secretario de la Asociación Galega en Defensa das Axencias de Viaxes (Agadav) relata las penurias y el olvido que sufre el sector.

¿Cerró su agencia?

El local, sí, pero estamos online. Perdimos el emplazamiento físico, pero nosotros por suerte podemos pagar los seguros. Con la Xunta, si no tienes el de caución y el RC, te quedas sin la licencia de turismo. Si yo ahora cierro del todo y pretendo volver a operar en seis meses o un año, que esperemos que ya se pueda volver a volar, a ver cómo consigo un aval. Menos mal que este mes los pude pagar. Esto no es como darte de alta y de baja en Netflix, es mucho más complicado. El que cierre definitivamente ahora veo complicado que vuelva a abrir.

¿Pretende aguantar?

Ese es mi caso. Y no solo eso, es que hay quien lleva toda la vida con un negocio y duele cerrarlo. Pides dinero a familiares, a lo que sea, para aguantar. En cuanto se pueda viajar, la gente va a viajar. Y se nota. En cuanto abrieron los bares, fue a los bares.

¿Cuántas han bajado la verja?

No tenemos datos reales en A Coruña pero sí estamos llamando a las agencias y muchas están solo con venta por internet. Otras cerradas completamente. El otro día dijeron en televisión que habían cerrado la mitad de las 9.000 que hay en España y la gente se queda con el dato, tiene miedo.

¿Sigue vacío el local que dejaron en pleno confinamiento?

No, ahora hay ahí una panadería. Lo abandonamos en abril. Es que o tienes un dueño flexible o... Pagamos el primer mes, el segundo ya no pudimos y no aflojó. Y tuvimos suerte. Si tuviésemos un remanente de dinero y siguiésemos pagando sin vender en todo el año... Pero no solo una agencia, nadie puede pagar si está cerrado. En teoría iban a ser unos meses, pero se va alargando y ya llevamos año y medio. Hay muchos bajos que dejaron compañeros que siguen ahí y que igual en unos meses se los encuentran igual.

¿Lograron salvar el verano?

Nada. Internacionalmente ya no se podía viajar porque la gente no se va un mes fuera, en casi todos los destinos te obligaban a confinarte quince días. Era inviable. Solo algunas cositas puntuales como un fin de semana con la familia en Cabárceno o algo a las islas.

Y la gente no se atreve, ¿no?

La clave es el miedo. Con vacuna y con las medidas, dentro de x meses, ojalá que en verano, espero levantar cabeza los que estamos cerrados. Todo siempre y cuando la gente se vacune, funcione y se vea que los contagios se están parando. Es que si tienes abuelos o gente en riesgo, ¿para qué vas a salir?, ¿para ponerlos en peligro? Es que una agencia de viajes lo que vende es movilidad y si la tenemos reducida...

El problema es previo al COVID...

Sí, me pasó a mí y a más compañeros. Mucha gente cogió en diciembre de 2019 viajes que se tendrían que haber realizado durante el confinamiento. Nuestra pandemia no viene a raíz del COVID, viene de meses antes, porque hubo que devolver dinero de esos viajes. Es dramático. Tú le pagaste al mayorista, él a la aerolínea y al hotel y parte de ese dinero sigue sin recuperarse.

Se anunciaron ayudas al turismo. ¿Les llegaron?

Me da igual que el Gobierno diga que va a sacar 40.000 millones para el turismo o que va a gastar todo lo que tiene en las arcas del Estado en nosotros, si va para Iberia, para los grandes, y no para las pequeñas, para las agencias de viajes, que somos el último eslabón de la cadena. Aquí no llega. Dicen que sacan cosas, pero mientras no me entren en la cuenta, para mí no sacaron nada.

¿Recibieron ayudas específicas?

Tampoco. Desde marzo no hemos cobrado ninguna, sí hemos aprovechado los mecanismos del cese de actividad, como cualquier otra empresa. Nada más. Por ejemplo, a la hostelería se le ha permitido ampliar las terrazas, al menos facturan. Yo no puedo, no hay movilidad.

Piden que les atienda la Xunta. ¿Lo han hecho?

Hicimos manifestaciones y hablamos con responsables y la respuesta es siempre la misma: “A ver qué podemos hacer, lo estamos valorando”. Esto es como el niño que le pregunta al padre si puede comer un helado y le dice que después y después le vuelve a decir lo mismo.

¿Les están dando largas?

Claro y, además, a mí mañana me pueden decir que sí, pero yo hasta que no lo vea reflejado en la cuenta, está en el aire. Se está alargando una agonía y hay familias que lo están pasando mal de verdad. Los gastos del día llegan, hay que comprar una barra de pan. Hay muchos compañeros que se han buscado otros trabajos, que están haciendo medias jornadas, buscándose la vida, de comer.

¿Cuándo se reunieron?

Antes de Navidad. Este año no y lo tenemos solicitado. La, entrecomillas, disculpa es que el COVID ocupa el 100% de su tiempo, de todo. Pero si se quiere, se puede, aunque vayas a comer media hora más tarde. Para otros sectores hay dinero y tiempo, pero como nosotros somos el 80 o 90% autónomos... Somos pequeñas gotitas y no se notan. No hacen esfuerzos. Después la Xunta saca un plan de ayudas para el Turismo o para el Xacobeo... A mí que alarguen el Año Santo no me arregla nada, aunque esté muy bien. Suena bien que la Xunta esté ayudando al turismo con eso, pero a la agencia de dentro no le genera para vivir.