¿Y si hubiese una oportunidad para que las personas con dificultades para andar puedan desplazarse libremente? Una clínica de fisioterapia coruñesa, Cefine, ha adquirido una solución menos aparatosa que las muletas o la silla de ruedas, y, desde luego, más eficiente. Se trata de Myosuit, un exomúsculo único en España e incluso en el sur de Europa, nacido para facilitar la vida a las personas para las que, por problemas de debilidad o fatiga, caminar más de unos pasos puede suponer un auténtico reto.

“Está orientado a las personas que, por diversas razones, tienen la capacidad de andar, pero acaban muy cansados o con sensación de flojeo en las piernas. Este dispositivo propicia una asistencia”, explica Pablo Bouza, fisioterapeuta de Cefine. El exomúsculo está equipado con un motor que aporta al usuario el empuje necesario, y favorece que el paciente pueda extender la pierna correctamente en el desplazamiento, además de asistir en el apoyo.

“Permite una asistencia durante la marcha en la musculatura estabilizadora de cadera y rodilla, que reduce el esfuerzo necesario para desplazarnos”, expone Bouza. El objetivo principal, más que destinar el equipamiento a empresas más ambiciosas, es facilitar las tareas cotidianas del día a día, sin que el usuario se vea obligado a parar para sentarse o descansar cada poco tiempo. “Nos dirigimos a pacientes con daño cerebral adquirido, pero también va enfocado a usuarios ancianos, que puedan tener alguna pérdida de equilibrio. Hay muchas personas a las que les encantaba ir a caminar al monte o a pasear al perro. El objetivo es que no tengan que dejar de hacerlo”, ejemplifica Bouza.

Aunque el fin del dispositivo es brindar al paciente asistencia en las actividades de su día a día, el “supertraje” requiere entrenamiento. Los usuarios que lo utilicen deben pasar antes por las pautas y vigilancia de los profesionales de la clínica. Afortunadamente, no pasa mucho tiempo hasta que están en disposición de desempeñarse solos con el traje. “Lo ideal sería que, en un futuro, los usuarios sean capaces de alquilar o comprar su propio traje, la idea final es que cada usuario tenga el suyo. En Cefine tenemos dos, iremos ampliando stock”, avanza.

Aunque solventar las contingencias cotidianas es el objetivo primordial, los fines a largo plazo son más ambiciosos: a más tiempo usando el traje, más posibilidad de que los cambios se vayan implantando. De este modo, puede llegar un momento en el que haya ocasiones en las que el usuario deje de necesitarlo. “Es un camino largo, hablamos de pacientes con daño neurológico. No son simples contracturas”, advierte Bouza.

Con todo, la irrupción de esta nueva tecnología supone un cambio de paradigma en el tratamiento de pacientes con este tipo de dolencias, pues, hasta el momento, el tratamiento más habitual solía ser de carácter pasivo. “Estamos en un punto en el que el enfoque es más el de hacer actividad. No tienes capacidad para correr, pero sí para andar: pues vamos a potenciar eso”, anima Pablo Bouza.