Los baños ubicados junto al quiosco y el recinto deportivo de la Torre sorprendieron estos días a sus usuarios con un ocupante poco habitual. La escultura de metal con forma de peregrino, que permite a los visitantes introducir monedas para recogerlas con un grabado de la Torre de recuerdo, se refugiaba en los últimos días en los baños próximos al faro, lo que dio un susto a más de uno de los deportistas o caminantes que utilizaron los servicios, para los que se tiene que solicitar al quiosquero que los abra. El trabajador realizó este cometido con amabilidad, aunque sin advertir a los usuarios de que se encontrarían a un inusual acompañante.