Una pesadilla que se repite. Muy parecida a aquel marzo de encierro. Centros comerciales casi vacíos con verjas bajadas salvo las de los establecimientos que ofertan productos y servicios esenciales. Es, de nuevo, el panorama de estas grandes superficies, donde el comercio no abrirá el fin de semana y de lunes a viernes tiene que cerrar a las seis de la tarde. “Nos dejan desamparados. Los clientes no tienen motivos para venir”, expone el director el centro comercial Los Rosales, Juan Carlos Losada.

Los cines apagaron sus pantallas y las tiendas han tenido que reajustar su horario para adaptarse a la nueva situación. El toque de queda se mantiene a las diez de la noche, pero estas grandes superficies empiezan a vaciarse a media tarde. “Es un cambio de hábitos para la gente. Nos afecta muchísimo que el ocio no esté abierto. Por las tardes, el número de clientes cae”, señala Losada, que asegura que el miércoles, primer día en el que entraron en vigor las nuevas medidas, “ya no había casi nadie por la tarde”.

Mañana será el primer fin de semana de cierre desde el confinamiento. Solo podrán abrir las tiendas con productos y servicios esenciales, como hipermercados, farmacias y gasolineras, como indica la Xunta. “El centro comercial seguirá funcionando, pero habrá menos afluencia seguro”, anuncia el gerente de Marineda City, Roberto Vázquez, que indica que de las 160 tiendas que hay en el complejo de Baños de Arteixo “el comercio esencial supone un porcentaje mínimo”. “Muchos no podrán abrir así que el cliente no vendrá”, resume.

Losada defiende que estas restricciones impuesta por el Gobierno gallego, que se mantendrán al menos durante tres semanas, hasta el 17 de febrero, “perjudican mucho al comercio, pero benefician a la salud”. “Se supone que así bajarán los casos de coronavirus y mejorará la situación de la pandemia”, apunta el director del centro comercial de Los Rosales, donde algunos servicios profesionales “han decidido adelantar la hora de cierre porque no les compensa mantener su horario”. “La gente tiene metido en la cabeza que a las seis cierra todo, así que no se ve gente”, añade.

En Marineda City entienden que estas nuevas medidas se toman para “evitar aglomeraciones en los centros comerciales”, algo que el cierre perimetral ya había eliminado. “Tenemos un centro tan grande que, con las limitaciones de movilidad, es imposible generar aglomeraciones. Además, tenemos un control de aforo”, cuenta Vázquez.

El impacto económico, no obstante, será duro en estas grandes superficies que se ven obligadas a abrir a medio gas los sábados y domingos. “Es una ruina económica de proporciones todavía desconocidas. No sabemos cuándo va a acabar ese agujero”, analiza Juan Carlos Losada, consciente de que estas restricciones afectan “a más sectores”. “Es una espiral en la que estamos metidas todas las empresas”, reflexiona.

El gerente de Marineda City reconoce también que la “situación económica es mala para todo el mundo”, aunque trata de ser positivo para encarar tres semanas duras: “Aquí tenemos que estar todos a una, colaborar, cumplir con la normativa y salir adelante todos juntos”. Mañana, primer día de semiencierro.