Todo parece indicar, tras casi un mes de datos de contagios dramáticos, que las cifras comienzan a atenuarse en un futuro. Es la conclusión que arrojan los datos extraídos de proyecto CovidBens, que estudia, desde el pasado 15 de abril, la carga viral que contienen las aguas residuales de los concellos de A Coruña, Arteixo, Cambre, Culleredo y Oleiros, que son los que vierten sus aguas residuales a la Depuradora de Bens (EDAR). Un análisis que hizo posible, hasta la fecha, adelantarse al menos dos semanas a los rebrotes en función de las oscilaciones del volumen de carga viral en las aguas, y que facilita, ahora, anticipar la bajada de contagios de la tercera ola.

“Globalmente, la carga viral no sigue subiendo, se está empezando a estancar. Eso es muy positivo, porque en las aguas tenemos todos los datos, incluso los de la gente que se acaba de contagiar”, juzga la coordinadora del proyecto Covid Bens, Margarita Poza. Los informes que el equipo va elaborando periódicamente dan cuenta de las posibilidades del sistema de alerta temprana que ofrece el proyecto, pues se puede apreciar, observando las curvas, que las aguas residuales alertaron de los rebrotes de los pasados meses con hasta 18 días de antelación.

Con todo, los profesionales del equipo, compuesto por microbiólogos, ingenieros, químicos, matemáticos e informáticos recomiendan no relajar la tensión ante la premisa de una bajada próxima de los contagios, pues, alertan, se avecinan días complicados en los centros hospitalarios. “A nosotros la gente que se acaba de contagiar nos aparece, porque ya excretan virus al agua, pero no están todavía en los hospitales. Muchos serán asintomáticos y se quedarán en sus casas sin saberlo, otros tendrán síntomas leves y podrán pasar el virus en casa, pero habrá muchos que irán al hospital. En ese sentido, seguirá llegando mucha gente”, alerta Poza.

Los registros apuntan que, si bien los datos de contagios empezarán a remitir en los próximos días, también por el efecto de las nuevas restricciones, la presión hospitalaria seguirá aumentando, al menos, durante un tiempo. Una circunstancia que preocupa a los investigadores, muchos de los cuales desarrollan su actividad desde los propios hospitales y observan diariamente la situación límite que se vive en sus instalaciones. “Es importante que la gente no se relaje. Ahora mismo, hay operaciones que se están cancelando, solo se está atendiendo a los enfermos de COVID. Es un momento muy delicado, hay que tener mucho cuidado, mucha precaución y no salir a la calle”, aconseja Margarita Poza. Pese al aumento drástico de los casos de esta tercera hora, un factor clave, el de la inmunidad de rebaño, está todavía lejos de conseguirse. “Hay mucha población que sigue sin contagiar. Si todo el mundo se contagia de golpe, sería una hecatombe para nuestro sistema sanitario”, advierte.

Los informes confirman, además, otra circunstancia: pese a que las mediciones comenzaron el 15 de abril, tras el pico más alto de la primera ola, todo parece indicar que los datos de contagios son ya peores que los del primer confinamiento. “Hay una transmisión comunitaria importante. Esto ocurre cuando no eres capaz de controlar dónde se ha contagiado alguien, ni lo puedes rastrear porque hay tal cantidad que no sabes de dónde vienen los rebrotes”, explica Poza.

El equipo facilita en sus informes los datos de carga viral correspondientes a las cinco áreas que vierten sus aguas residuales a la Edar de Bens. “Todo depende de la cantidad de gente que cojas de cada área. Hay un equipo de ingenieros informáticos que está intentando saber qué proporción coger para hallar porcentajes. No puedes comparar Culleredo con Oleiros, porque puede ser que en Oleiros haya más carga viral porque se haya cogido a más personas, por eso se analiza por separado”, ejemplifica Poza.