Las consecuencias del cierre de la hostelería por la pandemia no solo golpean a propietarios de bares y restaurantes. “Hay un sector importante detrás de todo eso”, cuenta David Rodríguez, del Servicio Técnico DR, que se encarga de reparar y vender maquinaria de hostelería. “En 2020 tuve pérdidas del 73%, está siendo muy duro”, reconoce.

Es autónomo desde hace cuatro años, aunque trabaja en el sector desde 2009. Las restricciones de la Xunta solo han agravado su situación, pero las ayudas no llegan a su bolsillo. “Las ayudas económicas van para la hostelería, pero los que estamos detrás también sufrimos, estamos muy jorobados y echamos de menos más atención”, lamenta.

Rodríguez, que tuvo un 2019 “muy bueno”, surte de “freidoras, lavavajillas, hornos, cocinas, campanas, neveras, exprimidores de naranja y todo tipo de maquinaria hostelera” a bares y restaurantes de A Coruña y su área metropolitana, así como establecimientos de Ferrol y Santiago. “También reparo máquinas de café pero, ahora mismo, me bajó el trabajo de forma abismal”, desvela.

Aunque apoya todas las movilizaciones que el sector de la hostelería ha realizado desde el inicio de la pandemia, hace casi un año, David Rodríguez espera “más ruido” por parte de los profesionales que están detrás, como “proveedores, tostadores de café o empresas de limpieza de locales”.

Desde el confinamiento, este autónomo solo ha cobrado “una ayuda de la Xunta de 625 euros y otra del Concello de Arteixo”. “El Gobierno gallego también pagó a los que tenían pérdidas por encima del 75%, pero las mías son del 73%”, explica, a la vez que tacha de “ridícula” esta condición.

Rodríguez apunta, además, que, “en comparación con las pérdidas”, estas ayudas “no son nada”. Bares y restaurantes permanecen cerrados —al menos hasta el 17 de febrero—, no se necesita maquinaria, apenas hay reparaciones, pero este autónomo tiene que “seguir pagando impuestos, la cuota de autónomos y la furgoneta”. Un sinfín de gastos, sin ingresos, que hacen que el año arranque “muy mal”. La situación es “complicada” para el sector en general, por lo que hay hosteleros que “deciden no hacer reparaciones ahora porque no saben qué pasará con sus negocios en dos meses”. Tras el encierro de marzo, la hostelería volvió a cerrar por completo en noviembre por la subida de casos, y lo ha vuelto a hacer ahora por la resaca navideña, que ha aumentado la presión hospitalaria. Solo pueden atender a sus clientes para pedidos a domicilio o para llevar. “Por esto sufrimos mucho”, añade.

David Rodríguez sentencia que “los números no engañan” e insiste en que todo el sector que depende de la actividad de bares y restaurantes “lo está pasando muy mal”. Reconoce que se hace “muy complicado” seguir adelante y lamenta estar “solo para tirar de esto”, por lo que convoca a otros profesionales en su situación a “hacer ruido”. “Esto afecta a muchas más personas que a los hosteleros”, concluye.