El investigador coruñés Francisco J.Leira Castiñeira publica Soldados de Franco. Reclutamiento forzoso, experiencia de guerra y desmovilización militar, un libro que nace como resultado de su tesis doctoral en la que ahonda en la composición del ejército franquista, que desmonta el mito de la milicia organizada y voluntariosa.

Hasta ahora, pocos habían investigado en España sobre cómo estaba compuesto el ejército de Franco. ¿A qué se debe?

Es un tema un poco controvertido. Tienes un familiar que ha luchado en la guerra en el bando franquista es un tabú a partir de la democracia. Con esta investigación, se demuestra que en el caso de Galicia, que es el que yo estudié, muchas personas tuvieron que luchar o bien de manera forzosa por reclutamiento, o bien de manera voluntaria. El tema de los reclutamientos no se había estudiado hacia ahora. Es cierto que ahora se está empezando a estudiar más, pero la tesis se centra más en este bando es esta.

A lo largo de su investigación, recopiló testimonios de excombatientes del bando franquista.

Sí, en 2010-2011 me entrevisté con unos 25 excombatientes. Eran gente muy mayor que había participado en las últimas campañas de la guerra, fueron testimonios muy impactantes. Había más gente de la que parecía, simplemente con encontrar a gente que tuviese más de 90 años, habían estado e la guerra. Todos estuvieron muy dispuestos a colaborar. Les costaba contar ciertos episodios.

¿Hay algún testimonio que le impactara o sorprendiera por encima de otros?

Todos me impactaron. Hubo alguno que lloró recordando cuando lo mandaron subirse al camión para ir al frente. Hubo otro que decidió marcharse cuando estaba contando la historia porque se sintió mal. En el fondo, en casi todas las entrevistas había algún momento emotivo. La mayoría querían contarlo, cuando iba por allí se me acercaban con cosas nuevas que habían recordado.

¿En qué se diferencia el relato del ejército de Franco, movido por el patriotismo que ha llegado a nuestros días, del que desgrana en su obra?

Hay parte de verdad y parte de mentira. Lo que intentó el franquismo fue legitimarse a raíz de la guerra, y quienes hicieron la guerra fueron los soldados. Alrededor de ellos crearon un discurso que les permitiera poder decir que toda España estaba deseando que la República perdiese la guerra. Cuando investigas, ves que hay otras realidades, que la gente no estaba tan convencida, que muchos estaban deseando acabar la guerra, es una experiencia traumática que deseaban que terminase. Hay mucho más. Hay que tener en cuenta que mucha gene tiene ese concepto de la Galicia y de la España de los años 40, que no son los 30, hubo una ruptura. La generación que nace durante la guerra y la posguerra, es una generación a la que se privó de una cultura, de un ambiente completamente distinto al que vivieron sus predecesores.

En el libro habla de que se llegó a reclutar a jóvenes de izquierdas. ¿Explica eso que fuese un ejército desmovilizado?

Sí, pero no preguntaban. Luego vas viendo en la investigación, por entrevistas, por escritos, por juicios militares, que eran gente que era de izquierdas, o galleguista, que estaban integradas en el ejército de Franco. Lo que quería el ejército era ganar la guerra, por lo que reclutó a todos los hombres posibles, llevarlos a combate. Entre toda esa masa de gente había desde anarquistas, republicanos moderados, católicos, fascistas, nacional-católicos, democristianos, de todo. Existía una heterogeneidad enorme.

Con este cóctel, ¿cómo fue posible ganar la guerra con esa holgura?

Por dos motivos. Por un lado, porque en el otro lado pasaba lo mismo. Eso es fundamental. Y segundo, por la ayuda internacional, que fue muy importante, especialmente por parte de Italia. El ejército había podido organizarse como tal mucho antes que el ejército republicano. Esto les dio ventaja en muchas campañas. El ejército republicano no tenía organización, ni conocimientos militares. El adiestramiento militar, aunque era simple, lo que tenía el ejército de Franco era más que lo que tenía el republicano.

El libro ahonda en el tema de las deserciones. ¿Era algo común?

Sí, y las consecuencias dependían del momento de la deserción. En una guerra, muchas veces si te pillan desertando podías ser asesinado justo ahí, en el momento de la fuga. Hay casos en los que el oficial de campo disparaba a la persona. En otros casos había un juicio, en función del comportamiento del soldado, de los antecedentes políticos del soldado, podía tener un castigo u otro, que podían ser pasar cuatro años más en el ejército, ir destinado a un batallón de trabajadores, o a una unidad de castigo. Muchas deserciones no eran para ir con el bando contrario, sino para volver a casa. Ante esas deserciones no eran tan duros los castigos, intentaban ser más comprensivos.

¿Qué otros métodos usaban los soldados para rehuir el combate? En el libro se habla de autolesiones para evitar ser reclutados.

No se pueden contabilizar, pero en las primeras etapas de la Guerra sí que hubo automutilaciones para no ir a combate. Desde cortarse un dedo, lesionarse, decir que no veían lo suficiente. A medida que iba avanzando la guerra, hay una orden del año 38 que dice que todas las personas que se sospeche que haya mentido a la hora de pasar la revista, se les castigaba con cuatro años más en el servicio, y muchas veces el doble. Esto provocó que las automutilaciones bajasen.