La abogada de la Sociedad Estatal Loterías y Apuestas del Estado (SELAE), Soledad Parra, declaró hace unos días ante la jueza que instruye el caso de la Primitiva millonaria que el lotero de San Agustín ocultó información durante el proceso para encontrar al legítimo beneficiario.

El propietario de la administración ubicada actualmente en la esquina de la calle Pío XII, Manuel Eugenio Reija, aseguró que se había encontrado, en julio de 2012, el billete premiado con 4,72 millones de euros “cuando se encontraba solo, sin ningún cliente”. Al día siguiente de su hallazgo, según la Policía Judicial, se lo entregó a su hermano, Miguel Reija, delegado provincial de Loterías. Este lo traspasó a la SELAE. El 5 de septiembre de hace nueve años, el lotero solicitó cobrar el premio por su “buena fe” y la “predisposición para colaborar”.

Otros directivos de Loterías también han sido llamados a declarar como investigados y ante la jueza aclararon que el lotero de San Agustín siempre se había referido a un boleto, y no a cuatro como revela el informe policial, algo de lo que se enteraron durante el proceso penal. La máquina de la administración de Loterías revela que el propietario de la Primitiva millonaria entregó a Reija cuatro boletos a las 11.25 y 39 segundos del 2 de julio de 2012. Se le abonaron tres euros por un premio inferior. Además, tres segundos antes se había hecho una comprobación de otro cliente y 49 segundos después se realizaron dos nuevas apuestas. Con estos datos, la Policía Judicial concluye que el jugador se hallaba frente al lotero “indiscutiblemente” cuando comprobó los boletos.

El lotero insiste en que estaba "solo" cuando encontró la Primitiva y defiende que el boleto es como “un documento al portador” por lo que “podría haber ido a una entidad bancaria” a reclamar el premio.