Son la primera línea de la primera línea. Emilio Francos es presidente de la Asociación Galega de Técnicos en Emerxencias Sanitarias y, en su ambulancia, se enfrenta a jornadas agotadoras de 14 o 15 horas en la comarca de A Coruña y en la propia ciudad en pleno impacto de la tercera ola del COVID en Galicia.

¿Es peor, mejor o parecida esta tercera ola a la primera?

Bastante peor. La primera no la sufrí porque me encontraba de baja, pero por lo que me cuentan mis compañeros esta es bastante peor. Material sí que hay, no es como la primera vez, que fue todo un poco a la aventura, pero el virus está desbocado. En Urgencias estamos haciendo el 60 o 70% de los servicios solo con casos COVID.

¿Cuánto duran sus turnos de trabajo? ¿Se están cumpliendo?

Hay diferentes casos y modalidades, pero los míos son de doce horas, que últimamente se van a 14 o 15 tranquilamente. Las noches, la misma duración y también se alargan. Interminables. Y no por el número de servicios, aunque es cierto que han aumentado un 30 o un 40%, sino porque cuando trasladas a un paciente COVID, esa ambulancia queda inoperativa unos 45 o 50 minutos. Hay que hacer una desinfección con protocolo específico.

¿La realizan ustedes?

Nuestra empresa tiene habilitada una nave en la que tú entras y haces la desinfección, pero sí, nos encargamos nosotros. Los equipos de protección individual son desechables, aunque hay algún accesorio que es reutilizable como las pantallas, que tienes que desinfectar tras cada servicio. Aunque no sea el traslado de un paciente COVID, se está desinfectando todo después de cada servicio porque no sabes lo que puedes llevar. Todo es sospechoso y de alto riesgo.

Pero es interminable y agotador psicológicamente también, ¿no?

Cierto, es que la gente demanda mucha asistencia ahora mismo.

¿Se acostumbra al virus, a convivir emocionalmente con él?

Te vas para casa tocado. En los protocolos de ahora no dejan mandar acompañantes y llevas al enfermos solo, lo ves despedirse en casa, sabe que en el hospital no los van a ver, que va a estar solo. Es duro, sobre todo llevar a la gente mayor y verle en los ojos ese miedo por irse al hospital. Llevo 22 años en Urgencias y se hace duro llegar a casa y dormir tan pancho.

¿Hacen de terapeutas con los pacientes y entre ustedes?

Entre nosotros lo que podemos. E intentas empatizar con los enfermos, pero tampoco implicarte mucho porque luego tienes que seguir tu vida, por decirlo así. Aunque en el servicio sí que te implicas bastante, intentas tranquilizar, acompañar porque más tampoco puedes hacer, más allá de la atención sanitaria que necesitan en esos momentos. Sobre todo hay que tranquilizar porque es normal que vayan con miedo y más yendo solos. Vas al hospital, con virus, escuchas la tele, las cifras y te pones en lo peor.

Al estar en primera línea, ¿le hervirá más la sangre la relajación que hubo en las fiestas navideñas?

Uff. Sí, sí y sí, sobre todo cuando vas en la ambulancia trasladando a alguien que va mal, que no pinta bien y ves a gente irresponsable sin mascarilla o juntándose cuatro o cinco. Te hierve la sangre porque piensas que igual son estos los que lo están causando, no la hostelería, la gente... Es el incivismo de algunas personas, aunque por suerte son una minoría. Es cierto que hay quien se relaja bastante si no le toca, que se relajó mucho. Ahora están tomando mucha más conciencia porque ya no es como antes. Ahora casi todo el mundo tiene un sobrino, un primo, un vecino, un familiar afectado. Cuando toca es cuando se empieza a ser consciente de lo que realmente hay.

¿Les han vacunado?

Desde la Asociación estamos reivindicando en ese aspecto porque hay compañeros que no están incluidos en la segunda fase, como sí lo estamos nosotros. Estaba planificada para la primera quincena de enero y todavía hay gente que estamos sin vacunar, aunque nos encontremos en primera línea ante la pandemia.

¿Han recibido la primera dosis?

Están empezando ahora algunos con la segunda, pero faltamos la mitad de la plantilla de Urgencias por recibir la primera. Y a mayores faltan nuestros compañeros, que no están en Urgencias, pero que sí tratan con pacientes. Son los que hacen traslados programados a casa o entre hospitales de críticos, que son lo mismo que nosotros. Están en primera línea y no hay constancia de cuándo los van a incluir en el programa de vacunación.

¿Se están produciendo mucha bajas en el personal por no soportar psicológicamente la situación?

La gran mayoría son por posibles contactos con positivos, porque te mandan a casa en cuarentena. Son pacientes que su patología no era compatible con COVID y no vas con una protección alta y luego sí lo tenían. Y siempre hay pequeñas fugas. Esas son la gran mayoría de bajas y a veces se marchan a casa porque directamente pillan el virus, es así. A muchos, a un alto porcentaje de mis compañeros, les ha pasado. Luego psicológicamente intentas aguantar porque no hay gente. Cuando un compañero se va a cuarentena, hay que doblar turnos para cubrir porque no hay capacidad para contratar a más gente.

¿No hay gente capacitada o se ha decidido no contratarla?

Capacitada tampoco es que haya mucha sin trabajar en estos momentos. Todas las promociones que están saliendo están trabajando, pero cubrir veinte personas en una empresa porque uno esté en contacto con un positivo. Son quince o diecisiete días que te vas para casa y hay que hacer números para que todo cuadre.

¿Qué porcentaje de ustedes ha estado en cuarentena por ser positivo o por ser contacto estrecho?

El 100% no, pero un porcentaje bastante elevado. Al principio hubo bastantes porque fuimos los primeros en caer, ya que ibas a la aventura de lo desconocido porque nadie sabía lo que era esto. También es cierto que en las primeras semanas escaseaban los equipos de protección, aunque ahora no, gracias a los protocolos y a que hay mucho control. Nosotros vamos dos en la ambulancia y no podemos estar en la misma estancia, hay que mantener las distancias, estar con mascarilla, comer en salas y a horas distintas.

Es para no caer todo el equipo junto, ¿no?

Claro. Si alguien tiene síntomas es para aislar solo a la persona y no a la dotación completa. Solemos viajar un TS conductor y un TS sanitario, que está más en contacto con el paciente. El otro lo evita para que la unidad tenga operatividad en caso de positivo. Siempre que se pueda, claro, porque muchas veces nos resulta imposible.