Crónica musical del concierto en ‘streaming’ de la Orquesta Sinfónica de Galicia el viernes 5 de febrero de 2021. ‘Concierto para violín’ de Alban Berg y ‘Sinfonía nº 1’ de Robert Schumann, con Viviane Hagner al violín y la dirección de Alexander Liebreich

A esta orquesta, ni echarla de su sede en el Palacio de la Ópera, como ha ocurrido esta semana por temas económicos. ¿Quién pagaría un canon desproporcionado con las carencias de mantenimiento y mejoras de la actual concesionaria? Ni el avance en nuestra Comunidad del COVID-19, y con ello las restricciones totales de público, pueden con nuestra orquesta, que se mantiene año tras año, temporada tras temporada, en el puesto más alto de la Primera división española de las orquestas; si hubiera, claro.

Esta orquesta es como el buen vino, que necesita mostrarse para que comprobemos su buqué. Ni la falta de público hace mella en unos músicos que se les percibe con ganas de tocar y que desean esa adrenalina del directo para lograr las cotas más altas interpretativas. Se encuentra en un momento fenomenal de forma, como se pudo comprobar en el streaming en directo.

Una Viviane Hagner que desde el inicio mostró una gran paleta de colores tímbricos con su violín, gran técnica y dominio, y una gran musicalidad en un concierto grande, como el de Alban Berg (que el propio Zimmermann interpretó magistralmente junto a la Orquesta Sinfónica de Galicia hace ya unos años, en las pocas veces que pudimos verlo tocando con partitura). Violinista no muy conocida entre el gran público, despuntaba ya con catorce años siendo dirigida por el gran Zubin Mehta. Ello da una idea de lo difícil que es hacerse un hueco entre los más grandes hoy en día.

Ayudó muchísimo el maestro alemán Alexander Liebreich, permitiendo con unos buenos balances una buena escucha de la solista, permitiendo a la violinista no tener que forzar el sonido y poder utilizar todos sus recursos. Una maravilla observar su aplomo utilizando el cuarto dedo, el meñique, en el último sol agudo de la cuarta octava durante los últimos tres compases de la obra. Es el dedo mas débil e impreciso, en general, de los violinistas y pocos lo utilizan para acabar una obra que, como escribía Maruxa Baliñas en sus notas al programa, fue la última obra compuesta por Berg antes de su muerte. Maridó este concierto para violín con la primera sinfonía de Schumann, donde el maestro Liebreich perfiló con su batuta los diferentes solos de las maderas. ¡Qué maravilla¡ Sin olvidarnos de la delicatessen de los chelos en el segundo movimiento, o los violines en los tres primeros movimientos. El solo final de trompa pone la nota de donde está nuestra orquesta hoy en día. Y la respuesta es que a pesar de todos los contratiempos, sigue a la cabeza. ¿Qué pasaría si tuviese un auditorio con unas buenas condiciones y una buena acústica...? Quizás es el momento de plantearse si los ciudadanos coruñeses merecemos tener un auditorio de calidad para disfrutar de nuestra orquesta, de nuestra banda, y de toda nuestra cultura. ¿Sería una buena solución los terrenos portuarios...?