Los efectos de la pandemia sobre la actividad de las empresas coruñeses fueron especialmente agudos durante la primera fase de la expansión del coronavirus, según refleja los datos de la Coyuntura Demográfica de Empresas que acaba de hacer público el Instituto Nacional de Estadística (INE), que indican que en el primer trimestre de 2020 el 23,6% de las compañías con sede en la ciudad solicitaron un Expediente de Regulación Temporal de Empleo (ERTE) para hacer frente a la nueva situación económica.

Esa cifra corresponde a las sociedades mercantiles que tenían vigente esa medida el 31 de marzo, pero el Gobierno central decretó la entrada en vigor del estado de alarma y las consiguientes restricciones para la vida cotidiana el 14 de marzo. Aunque por supuesto debía haber ya iniciativas de este tipo puestas en marcha antes de esa fecha, todo indica que en tan solo los quince días finales de ese mes se desencadenó una avalancha de regulaciones de empleo que acabó por alcanzar a casi la cuarta parte del censo empresarial del municipio coruñés.

A pesar de que el estado de alarma se levantó el 21 de junio y que durante la Semana Santa, periodo especialmente activo para el sector servicios, el movimiento económico fue prácticamente nulo al decretar el Gobierno la paralización de las actividades no esenciales, el porcentaje de empresas con ERTE el 30 de junio descendió al 17,54%. Esa cifra revela que algunas de las compañías fueron recuperando su ritmo de trabajo a lo largo de ese trimestre o que levantaron las regulaciones de empleo en los últimos días de junio ante la perspectiva de un incremento de la demanda de sus clientes.

Esa tendencia se consolidó en el tercer trimestre de 2020, con las restricciones a la actividad ya retiradas en la mayoría de los sectores, lo que se tradujo en una caída del número de los ERTE hasta el 15,71% del total de las empresas. Pese a todo, ese porcentaje siguió siendo muy elevado para una coyuntura económica normal, lo que supone que un importante número de sociedades siguieron atravesando dificultades tras el fin del estado de alarma y no consiguieron alcanzar el volumen de actividad previo al inicio de la pandemia.

El informe de la Coyuntura Demográfica de Empresas del INE no cuenta todavía con los datos del último trimestre del año pasado, que permitirían contar con la evolución completa de las regulaciones de empleo, aunque la reactivación de la crisis sanitaria a partir de noviembre hace prever que el porcentaje de ERTE haya vuelto a subir en las últimas semanas de 2020.

El documento recoge también el porcentaje de empresas que iniciaron su actividad en cada uno de los trimestres del año, que traduce igualmente la situación vivida en la economía local desde el inicio de la crisis sanitaria. Así, al final del primer trimestre, la tasa neta de crecimiento, el balance entre aperturas y cierres de empresas, era del -4,27%, lo que pone de manifiesto que al final de ese periodo hubo una destacada mortandad de sociedades.

El porcentaje fue del -0,01% al alcanzarse el 30 de junio, una variación tan ínfima que puede ser interpretada como que apenas hubo iniciativas para poner en marcha empresas pero que tampoco los cierres avanzaron. Una vez que el estado de alarma fue levantado, y después de un verano con una actividad recuperada en gran parte, la tasa de crecimiento volvió a subir, aunque un tímido 0,62% que deja a las claras los obstáculos que persistían para un retorno definitivo a la normalidad.

En el campo de los autónomos el comportamiento fue similar, ya que la tasa de crecimiento en el primer trimestre fue del -1,92%, ya que hubo un aumento del 3,45% en las afiliaciones de estos empresarios y un descenso del 5,37% al inicio de la pandemia, la fase de mayor impacto de la crisis en la actividad económica. Durante el estado de alarma el balance entre altas y bajas fue del -0,30%, consecuencia del incremento del 1,72% y del descenso del 2,02% en el número de autónomos entre los meses de abril y junio.

Al final del tercer trimestre la tasa de crecimiento volvió a ser positiva entre este colectivo empresarial, aunque todavía con un margen muy reducido, ya que se quedó en el exiguo 0,08% que se deriva del 2,84% en las nuevas altas en este régimen y del 2,76% alcanzado en las bajas.

También proporciona el INE con esta estadística el porcentaje de empresas que carecían de personal al inicio de cada trimestre o se deshicieron del mismo al llegar el final de ese periodo. En los tres primeros meses de 2020, el 3,36% de las empresas existentes en la ciudad que no tenían empleados los contrataron, aunque un 7,63% habían perdido a toda su plantilla al llegar el 31 de marzo.

La paralización económica que se vivió durante el segundo trimestre del año a causa del estado de alarma no impidió que un 3,16% de compañías sin personal se aventurasen a dotarse del mismo, pero otro 3,17% se quedó sin plantilla en esos mismos meses. Una vez que concluyó el estado de alarma, un 4,43% de sociedades coruñesas que no disponían de trabajadores apostaron por contratarlos y un 3,82% los despidieron a todos.