El muelle petrolero sería el único espacio del puerto en el que se levantarían viviendas, según las Líneas Estratégicas para la Ordenación del Espacio Portuario Interior que elaboró la Universidade da Coruña para el Concello. Sobre este lugar, que ocupa 89.826 metros cuadrados, se plantea construir edificios con bajo y cuatro alturas, algunos de los cuales albergarían viviendas sociales, con una edificabilidad total de 27.000 metros cuadrados, ya que el objetivo es que no supere la existente en este momento con la presencia de las instalaciones petroleras.

El estudio señala que la altura propuesta para esos inmuebles se considera “aceptable” y usa como referencia la de los tanques de combustible que Repsol posee en la actualidad en el muelle, que es aproximadamente la misma. El documento señala que las nuevas construcciones se caracterizarán por su calidad y su objetivo será impedir que sean una barrera para la contemplación del mar desde el barrio de Os Castros. También defiende que la posición de los depósitos de hidrocarburos sobre el terreno sea utilizada para reflejar la que podría ser la futura ordenación urbanística de esa zona, puesto que el informe propone que los inmuebles sean bloques aislados que se conecten entre sí a través de las plantas bajas.

El informe elaborado por profesores de la Universidade, que servirá de base para el debate ciudadano y la negociación con otras administraciones sobre el futuro de los terrenos portuarios, indica que, además de las viviendas, los terrenos del actual puerto petrolero albergarán equipamientos, aunque no detalla de qué tipo.

La edificabilidad propuesta por la Universidade da Coruña para toda la zona de San Diego, en la que se incluye el muelle petrolero, es de 227.613 metros cuadrados, aunque el plan general autoriza ahora 396.268 metros. Del volumen edificable previsto para todo este sector solo el 10% se destinaría a vivienda según el informe universitario, cuando la actual normativa urbanística llega hasta el 87%, lo que permitiría la construcción de más de 4.000 viviendas.

Aunque se alcance un consenso sobre el destino de este muelle a fines residenciales, aún habrá que esperar años para que esa iniciativa pueda llevarse a cabo. La concesión de Repsol Petróleo en este lugar termina en 2027 y, aunque la compañía prepara desde 2013 el traslado del 60% de su actividad, no hay noticias sobre cuándo se acometerá el resto. A esto hay que añadir que antes de que esos terrenos puedan ser utilizados, deberán ser sometidos a un proceso de descontaminación, ya que habrán tenido un uso industrial durante más de sesenta años.

Esa es la razón por la que el trabajo de la Universidade incluye la iniciativa de la edificación en el muelle petrolero entre las que se desarrollarían a largo plazo, ya que no puede ser afrontada de inmediato. A pesar de esta consideración, y de que el acuerdo entre administraciones sobre los terrenos portuarios debe incluir la financiación de las obras del ferrocarril a punta Langosteira y de que la situación actual es de “incertidumbre económica”, el informe de la Universidade advierte de que el retraso en la construcción de esa infraestructura “no debería condicionar” la puesta en marcha de la transformación de los muelles, no solo en la Batería y Calvo Sotelo, sino también en San Diego y el puerto petrolero.

La venta de suelo portuario con destino a la promoción inmobiliaria será además, pero exclusivamente en esta zona, una de las fuentes de financiación que tendrá el Puerto para hacer frente al pago de la deuda generada por la construcción de la dársena de punta Langosteira.

Las Líneas Estratégicas plantean que Estado, Xunta, Diputación y Concello pongan en marcha una sociedad instrumental que afronte el problema de la deuda y, al mismo tiempo, gestione los suelos portuarios que quedarán liberados, por lo que, si su propuesta es aceptada, debería ser esa entidad la responsable de dirigir la transformación del muelle petrolero.

Al margen de la construcción de viviendas, el plan de la Universidade para esta zona incluye la transformación de la actual carretera del puerto en un bulevar. Otra de las propuestas consiste en el soterramiento de la vía férrea que separa el muelle de Os Castros, de forma que discurra por un falso túnel desde la altura de la playa de Oza hasta la estación de San Diego, a la que también accedería de forma subterránea.

La terminal ferroviaria continuaría en su ubicación actual, pero como parte de un nuevo edificio multiusos en el que además actuaría como estación de cercanías de un futuro servicio de este tipo para el área metropolitana. Las vías desaparecerían de la superficie de San Diego para dejar paso a una ampliación del parque del mismo nombre, en cuyas proximidades se instalaría también un intercambiador del transporte urbano y metropolitano. En la avenida del Ejército se demolería el viaducto para dejar paso a un bulevar.