En línea roja, trazado que sigue el poliducto de Repsol entre el puerto exterior y la refinería. | // LA OPINIÓN

La construcción del poliducto que unirá la refinería con el puerto exterior de A Coruña ya tiene fecha de arranque: el próximo mes de marzo, según informa Repsol. La complejidad del proyecto, su tramitación ambiental e imprevistos surgidos, como la aparición de petroglifos en la zona de Nostián, han dilatado excesivamente los plazos. La obra empezará casi tres años después de la previsión inicial de su conclusión y del traslado del 60% de la actividad de la compañía petrolera desde los muelles urbanos a la dársena exterior, que en el acuerdo de 2013 entre la Autoridad Portuaria y Repsol era el mes de abril de 2018. Ahora la finalización se calcula para el verano de 2022.

El traslado de crudo a los muelles de punta Langosteira a través de la nueva infraestructura tendrá un coste total de 126 millones de euros, de los que 80 se destinarán al poliducto y sus instalaciones auxiliares en el puerto exterior, que abarcarán 30.000 metros cuadrados. Otros 35 millones se invierten en la obra marina del pantalán, que está en su fase final. Y con 7 millones más se ejecutarán modificaciones en la refinería de Repsol.

El poliducto tendrá una longitud de 3,8 kilómetros y discurrirá por los municipios de A Coruña y, en mayor medida, de Arteixo. Contará con once tuberías soterradas: dos para el transporte de crudo entre la refinería y su nueva terminal marítima en Langosteira y una tercera para el trasiego de aguas; las otras ocho serán para el transporte futuro de otros productos.

La empresa contratista, Sacyr Construcción, está realizando ya la preparación de los trabajos. “La seguridad, el respeto al medio ambiente y la protección cultural serán los ejes de actuación de la obra”, señala Repsol en un comunicado. Una vez finalizada la obra civil del poliducto, se llevarán a cabo pruebas y comisionados de los distintos bloques, que durarán unos dos meses, hasta la puesta en marcha de la nueva terminal de crudo en el puerto exterior, prevista para agosto del próximo año.

El presidente del Puerto, Martín Fernández Prado, expresó ayer su satisfacción por el anuncio de Repsol: “Empezamos a tener fechas firmes para el traslado. El crudo representa el 60% del volumen portuario de Repsol y lo traen los barcos más grandes. A partir de agosto de 2022 dejaremos de tener los grandes petroleros dentro de la bahía”. La alcaldesa, Inés Rey, calificó el inicio de la obra como un “paso decisivo en el reordenación de la fachada marítima interior”. La compañía subraya que la obra civil marina para la descarga de crudo en Langosteira está en su “fase final” y que el nuevo pantalán, de 520 metros de longitud, tendrá una capacidad de atraque para buques de hasta 200.000 toneladas de peso muerto. Las instalaciones auxiliares, señala Repsol, estarán conformadas por edificios, subestaciones eléctricas, tuberías y el sistema de bombeo y regulación para el envío de crudo desde la dársena exterior a la refinería.

El plan de conservación de los petroglifos hallados en Nostián en 2019 está desarrollándose de acuerdo con el proyecto que presentó Repsol y aprobó en septiembre pasado la Dirección Xeral de Patrimonio de la Xunta. Se respetará la configuración del conjunto, tras haberse retirado ya los dos grabados circulares con un tamaño de 30 a 40 centímetros que incidían en la traza, los cuales se restablecerán en su ubicación original una vez finalizadas las obras del poliducto, informa Repsol.

Un largo proceso de tramitación y obstáculos

Octubre de 2013. Importante reunión en la Autoridad Portuaria, con presencia de representantes de los gobiernos estatal, gallego y coruñés, los tres del PP. El Puerto y Repsol firman un acuerdo por el que la petrolera obtiene superficie en punta Langosteira para comenzar a operar en abril de 2018, cinco años después, alejando así de la ciudad sus operaciones de crudo. Invertirá más de 125 millones de euros y el Puerto la compensará con 24 millones por trasladar a la dársena exterior el 60% de su actividad. Para ese traslado es necesario construir una nueva conducción subterránea para llevar el crudo desde la refinería a Langosteira, así como desmontar el oleoducto que atraviesa el subsuelo de la ciudad. Pero un año después del anuncio del acuerdo Repsol admitía retrasos en su traslado por la “complejidad” del proyecto. La Consellería de Industria cerró el plazo de alegaciones al proyecto del poliducto en febrero de 2017 y hasta diciembre del mismo año no aprobó la declaración de impacto ambiental. Aún faltaba redactar el proyecto constructivo, las expropiaciones y las licencias de obra de A Coruña y Arteixo. Un par de meses después el Puerto preveía que el traslado de Repsol no se ejecutaría hasta 2021, tres años después del plazo inicial estimado. En noviembre de 2019 la compañía obtuvo la autorización para construir su terminal de petróleo en Langosteira y ya tenía en marcha la obra marina del pantalán. Entre 2015 y 2017 ya había completado además el traslado al puerto exterior del tráfico de graneles sólidos. Apareció otra piedra en el camino del poliducto en 2019: un petroglifo en la zona de Nostián próxima al trazado de la conducción subterránea. Hubo que realizar excavaciones y análisis hasta el verano pasado, cuando Patrimonio de la Xunta desbloqueó el traslado de Repsol al aprobar la extracción y reubicación del petroglifo durante las obras del poliducto.