El hostelero Rubén Lage lleva casi un año nadando a contracorriente. Apenas tiene ingresos y sigue haciendo frente a los gastos para mantener abierto el Bunna Café, ubicado en el número 2 de la avenida Fernández Latorre. En un momento tan complicado para el sector, que lleva cerrado casi un mes, el coruñés ve las ayudas de las administraciones como “un salvavidas”. Pero para él no hay. Para percibir las prestaciones económicas de la Xunta es necesario acreditar una bajada de la facturación del 45% con respecto al año anterior. “Pero yo abrí mi local en febrero, así que no tengo datos de enero para poder comparar”, explica.

Sus cuentas no cumplen los requisitos solicitados por el Gobierno gallego. “La bajada de mi facturación es del 10% pero es que están comparando 60 días con 30 y eso no es justo. Yo en enero no tenía la cafetería”, sentencia el hostelero, que propone que se le pague “la parte proporcional”.

El Bunna Café está abierto “para comidas y cafés para llevar”, pero la facturación, como explica el dueño, es “mínima”. Los números están muy lejos de los del año pasado, aunque solo pudo disfrutar de esta nueva aventura en febrero y parte de marzo, antes de que se decretase el confinamiento. “Facturaba entonces más del doble que ahora. Ni siquiera fue similar en mayo y junio, cuando nos dejaron reabrir”, recuerda, y analiza que el descenso de sus ingresos es de “entre el 40% y 50%”, aunque este último mes ha sido peor. “Ahora estamos hablando de que la facturación ha bajado un 60%”, detalla.

Y sabe el porqué: “Mi local está en una zona de muchas oficinas y ahora mismo la mayoría de gente está teletrabajando. De las plantillas, solo la mitad va de forma presencial. Es una clientela fija que todavía no ha vuelto”.

Rubén Lage ha pedido ayuda a la Asociación Provincial de Hostelería, a la que le ha trasladado su caso para conocer qué alternativas tiene. “Me dicen que se puede poner una denuncia a través del seguro o, como se está haciendo en otros casos, denuncia a la Xunta por daño patrimonial, pero eso es muy lugar y el futuro incierto”, informa.

De momento, este hostelero solo ha percibido una ayuda del Gobierno gallego de 1.500 euros correspondiente al cierre de noviembre. “No llegan las prestaciones, pero sí se siguen haciendo cobros. Este mes he tenido que pagar el IVA trimestral, el alquiler, la seguridad social y hasta el impuesto de basuras. Casi mil euros sin apenas ingresos”, lamenta, y resume: “Sin ayudas y con gastos, estamos vendidos”.

El viernes llega un pequeño alivio, la apertura de las terrazas al 50%. “Para mí eso son cuatro mesas, pero si llueve son cero”, señala, y recuerda que “A Coruña no son las islas Canarias”. Sin embargo, Lage no pierde la esperanza y seguirá abriendo su puerta cada día. “Si abro y saco 20 euros, pues los saco, ya que no tengo ningún tipo de ayuda”, concluye este hostelero.