La frase, además de advertencia, transmite urgencia y encierra decepción por falta de avances firmes esperados desde hace mucho tiempo. Sin una cosa, no hay la otra, viene a concluir. Sin el tren a punta Langosteira, recalca el presidente del Puerto, “olvidémonos de sacar mercancías que continúan en el puerto interior, de transformaciones urbanísticas, de recuperar terrenos para la ciudad”. Lo dijo ayer Martín Fernández Prado, un día después de que el Ministerio de Transportes y Puertos del Estado asegurasen en la cumbre institucional convocada por la alcaldesa, Inés Rey, que la conexión ferroviaria a la dársena exterior, de gran relevancia para la operatividad del Puerto, carece aún de plazos para su licitación y no va a ser financiada en su totalidad por el Estado.

Al menos seis meses, el plazo que se han dado las administraciones para diseñar un nuevo protocolo actualizado con el que definir las distintas intervenciones relacionadas con la situación del Puerto, habrá que seguir esperando para tener un nuevo horizonte, claro o no, sobre el acceso por tren a Langosteira. Pero Fernández Prado, que admite que “todavía queda mucho trabajo por hacer”, es apremiante al reflexionar sobre el proyecto. “Toca poner fecha cuanto antes para licitar la obra”, recoge el Puerto en un comunicado.

El presidente de la Autoridad Portuaria calcula que incluso en el mejor de los escenarios, si la ejecución del enlace ferroviario se licitase “ahora mismo”, tendrían que pasar “cinco o seis años para tener el tren operativo”. En ese periodo el Puerto, en sintonía con la ciudad, pretende desarrollar en tres fases, la reordenación de los terrenos portuarios del centro de la ciudad.

El Gobierno local, como el Puerto, augura un “camino nada fácil” y “tortuoso” para hacer frente a las principales urgencias portuarias. El portavoz municipal y edil de Facenda, José Manuel Lage, comentó ayer que tanto el tren a Langosteira como la transformación de los muelles urbanos con la liberación de gran parte de la actividad actual son proyectos “irrenunciable”. “Vamos a tener que pelear, discutir y debatir, nos corresponde trabajo con mucha intensidad. Creo que se ha dado un primer paso”, dijo Lage, que prefirió dar más importancia a la reunión entre todas las administraciones implicadas por primera vez en 17 años que a los escasos compromisos alcanzados.

Para el Estado, representando en la cumbre del martes por Transportes, Puertos del Estado y Adif, la conexión ferroviaria está en estos momentos condicionada por su rentabilidad, de la que duda ahora el Gobierno central por la pérdida de los tráficos de carbón por el cierre de la central térmica de Meirama, como recalcó el martes el presidente de Puertos, Francisco Toledo. El Puerto, para defender la viabilidad financiera del tren, debe refrendarlo en un estudio económico que envió al Estado el pasado viernes, que también cuantifica los efectos ambientales y sociales del puerto exterior. En este aspecto incide Fernández Prado, que recuerda que “el principal motivo” por el que se construyó la infraestructura fue alejar los tráficos sensibles del centro de la ciudad, “lo cual se está cumpliendo”.

Venta de suelo

La deuda del Puerto con el Estado por la construcción de las instalaciones de Langosteira, de 200 millones de euros, es otra de las preocupaciones serias de la entidad. Descartada su condonación, como aseguró Toledo esta semana, Fernández Prado apuesta por trasladar un “mensaje de tranquilidad” y avanza que el Puerto tiene liquidez para afrontar créditos y gastos los próximos cinco años. La vía alternativa que explorará es la “rentabilización de activos”, como señaló el presidente portuario el martes, y que ayer matizó como “creación de un órgano para gestionar la compra de suelo por parte de las administraciones”. Esta solución la recogía el protocolo de 2018 que perfilaron Xunta, Puertos y Fomento, sin que el Concello estuviera presente, y del que el Gobierno gallego demanda su vigencia.

La Autoridad Portuaria empezará en breve diversas actuaciones en los muelles urbanos: en el de Calvo Sotelo desmantelará los silos de Bunge Ibérica en marzo; en Batería asfaltará la parcela que ocupaba Alu Ibérica y adecuará una nave contigua de 2.000 metros cuadrados; también renovará la zona de la plaza de Ourense y renovará la pintura del cierre perimetral.