“Tenía muchas ganas de volver al gimnasio porque entrenar en casa no es lo mismo”. Es la opinión de Irene Busto, usuaria de BZ55, pero es una afirmación que comparten muchos de los que ayer se levantaron “con ilusión y ganas” para volver a sus centros de entrenamiento. El alivio de las restricciones fijado por la Xunta permite la reapertura de gimnasios e instalaciones deportivas, aunque lo hacen con aforo reducido y medidas de seguridad. “No deberían habernos cerrado. Confío en que el deporte siga activo y que se vaya recuperando la normalidad”, expone el dueño de Bodyworld, Abel Rodríguez, que cuenta con “un sistema de citas y una aplicación en la que se puede ver el aforo a tiempo real”.

Sin embargo, no todos tuvieron claro cómo afrontar la reapertura. Las normas, recogidas en el DOG, no se publicaron hasta el jueves y eso dificultó la organización de algunos centros de entrenamiento. “Ya habíamos programado los entrenamientos online para el viernes y no quisimos deshacerlo todo, así que será el lunes cuando volvamos presencialmente. Incluidos los entrenadores que estaban en ERTE”, desvela Diego Fariña, de Saúde Training.

Durante estas últimas semanas, y “a diferencia del otro confinamiento”, este centro, con programas personales, ofreció a sus alumnos la posibilidad de hacer clases por Zoom. “Nadie quería parar”, sentencia. Muchas instalaciones deportivas se decantaron por esta opción, para que sus usuarios se mantuviesen enganchados. Termaria Casa del Agua creó su propia plataforma en la que se puede acceder a vídeos con actividades. “Aunque las clases están muy bien y los monitores lo dan todo, desde casa no te motivas tanto ni estás tan concentrada. Además, en el gimnasio hay mejores máquinas, no hay comparación”, indica una usuaria de Termaria, Adriana Cambón, que ayer por la mañana ya había realizado su primera sesión de entrenamiento, solo unos minutos después de la reapertura. Cambón asegura, además, que el gimnasio “ha señalizado dónde se coloca cada persona para estar separados en las actividades y hay aforo limitado”. En BZ55, Busto siguió las actividades “por Zoom”, por lo que los monitores podían seguir los trabajos “y hacer correcciones”.

La respuesta de los usuarios de Brooklyn Fitboxing también ha sido “muy positiva”, según las palabras de la directora del centro, Clara Martínez, que revela que su “protocolo les hace sentirse a gusto”. “Vemos que la gente tiene muchas ganas de hacer deporte. Este confinamiento, para muchos, ha sido casi más difícil que el primero porque ya hay mucho desgaste”, opina.

Fariña reconoce que “hay algo de miedo” por si se vuelve a decretar un cierre, aunque espera que “todo vaya hacia adelante”. “Estamos tan ilusionados como un niño con zapatos nuevos”, confiesa. Abel Rodríguez insiste en que “hay que seguir un control” para evitar problemas, mientras que Martínez, que toma la desescalada “con cautela”, tiene “esperanza de que no se vuelva a cerrar”.