La Policía Nacional tiene previsto asesorar a los negocios de compra y venta de productos de segunda mano a raíz de los recientes robos de libros en varias librerías de la ciudad, con el fin de que sus responsables controlen la procedencia de los volúmenes que llegan a sus manos. Esta medida se acordó ayer en una reunión en la Delegación del Gobierno en Galicia, tras la cual el delegado, Javier Losada, informó de que el 091 había identificado e investigado a tres personas por un total de trece hurtos denunciados en la ciudad entre el 18 de septiembre de 2020 y el pasado 22 de febrero.

Losada, que mantuvo una comunicación telemática con la directiva de la Federación de Librarías de Galicia, explicó que las investigaciones no condujeron a ninguna red organizada de ladrones en librerías que actuase en los últimos cinco meses en A Coruña. Atribuyó los robos a un “traslado a otros sectores económicos” de la actividad delictiva debido al cierre total o parcial de la hostelería y del comercio, “puntos habituales de los hurtos al descuido”, por lo que el delegado vinculó el repunte de este tipo de robos a “la evolución de la pandemia” del coronavirus.

Como resultado de la reunión, en la que participó el comisario jefe de la Brigada Provincial de Seguridad Ciudadana de la Policía Nacional de A Coruña, Miguel Ángel Ferrero, se acordó que las patrullas de esta brigada incluyan en sus objetivos de vigilancia a los establecimientos de segundo mano, dado que tras las pesquisas, así como por las sospechas de libreros afectados por los hurtos, se ha señalado a estos negocios como posible destino al que los ladrones llevan los libros robados. Según fuentes policiales, los agentes nacionales aconsejarán a estos locales para que no adquieran libros nuevos o de dudosa procedencia que clientes lleven para vender.

Las mismas fuentes cuestionan la efectividad de esta medida al carecer estos negocios de medios y conocimientos para corroborar si un libro nuevo procede concretamente de un hurto en una librería. En A Tobeira de Oza, Dani Palleiro, reconoce que desde que se sucedieron los robos está “más atento”, tanto a los clientes que entran en su local para curiosear entre miles de volúmenes de segundo mano, como a quienes acuden con bolsas de libros para vender. “No hemos visto nada fuera de lo normal, pero está claro que si viene una persona solo con tres o cuatro libros nuevos o con unos pocos libros recientes entre muchos viejos nos parece sospechoso”, explica.

“Es dudoso que por aquí aparezca alguien con material robado”, cuenta Juan Pazos en O Fiandón, quien aprueba cualquier medida que sirva para dignificar el “trabajo cultural” que desempeñan las tiendas de segunda mano, aunque señala que fijarse en las mercancías recibidas forma parte de las funciones de su establecimiento. “Si hay un protocolo que va a explicar cómo debemos protegernos nos parece bien, porque también servirá para no criminalizar al sector por la sospecha de tener artículos robados”.

La presidenta de la Federación de Librarías de Galicia, Pilar Rodríguez, agradeció la reunión telemática de ayer con la Delegación del Gobierno, que había solicitado hace días por la proliferación de hurtos tras las quejas de casi una decena de establecimientos de la ciudad, y celebró los resultados de las investigaciones y los acuerdos tomados, como el asesoramiento a los libreros de artículos de segunda mano.

La información de la delegación del Gobierno no aclara si las tres personas identificadas en la ciudad fueron detenidas, aunque Losada trasladó al sector la “máxima colaboración” de distintos cuerpos de seguridad “para atajar estos hurtos y llevar a sus responsables ante la Justicia”.

Otras fuentes policiales consultadas apuntan que el aumento de robos en librerías más que al cierre del comercio y la hostelería se debe al parón de actividad en los locales de ocio nocturno, puesto que quienes se apropiaban de bolsos, carteras o teléfonos móviles en estos establecimientos ahora sustraen novelas y comics recién salidos al mercado, objetos sin propietarios que no se pueden identificar con la misma facilidad que los otros.