La imagen que tendrá la calle San Andrés tras la remodelación que llevará a cabo el Concello en los próximos meses quedará sustancialmente renovada, aunque habrá que esperar a la redacción del proyecto, adjudicado ahora a la empresa Eptisa, para conocer todos los detalles de la intervención, que tendrá un coste estimado de 1,92 millones y en la que en principio el Gobierno local pretende eliminar todas las plazas de aparcamiento en superficie. En su propuesta, Eptisa avanza algunas de sus ideas para la vía.

La adjudicataria plantea que el pavimento de la calzada de la calle cambie el asfalto actual por el hormigón desactivado, un suelo con un acabado rugoso y antideslizante, que además se caracteriza por su resistencia. Para los técnicos municipales se trata de una “solución correcta” por tener un funcionamiento “muy adecuado para las exigencias del tráfico previsto” y además con posibilidad de adecuar su aspecto al de las zonas peatonales, que estarán al mismo nivel de la calzada.

Eptisa propuso además separar el espacio para los transeúntes y el de los vehículos mediante una franja de 1,5 metros de anchura a lo largo de toda la calle en la que se instalaría el mobiliario urbano, la jardinería, el alumbrado y la señalización. También planteó que los carriles para el tráfico, de los que habrá solo uno por cada sentido, tengan una anchura de tres metros, que para los técnicos del Concello es “escasa par el tipo de tráfico previsto”, por lo que consideran que deberá estudiarse de forma detallada en la redacción del proyecto.

La consultora tendrá cuatro meses para elaborar el nuevo diseño de la calle entre la plaza de Pontevedra y la iglesia castrense, tras lo que habrá que licitar las obras, por lo que el Concello prevé que se realicen durante el próximo año y con un plazo de ejecución de doce meses.

La reforma de San Andrés tendrá que tener en cuenta la inminente actuación prevista en los Cantones, ya que incluye el cambio de sentido de la calle Santa Catalina, en la que el tráfico pasará a dirigirse hacia San Andrés y podrá girar hacia la plaza de Pontevedra. La intervención supondrá la continuación de la remodelación iniciada en 2012, que se realizó desde la iglesia castrense hasta Estrecha de San Andrés y prosiguió por esa calle y la de Cordonería.

Esa obra supuso que los buses urbanos dejaran de pasar por ese recorrido para llegar a la plaza de España, ya que al suprimirse las aceras los peatones quedarían en peligro. Desde entonces el transporte público fue desviado por Rúa Alta para seguir por Barrié de la Maza y Hospital, aunque el Concello trasladó en enero el giro a la calle Sol. El objetivo final del Gobierno local es la transformación de San Andrés en un bulevar, con más espacio para los peatones, mayor arbolado y menor presencia del tráfico rodado.

El plan original para la calle contenía la creación de un carril bus que luego pasó a una plataforma reservada para el transporte público que finalmente tampoco figurará en el proyecto, ya que se prevé la circulación de toda clase de vehículos. El proyecto para reformar San Andrés tendrá que determinar si las actuales paradas de los buses tienen una ubicación adecuada, aunque una de ellas, la del cruce con Rúa Alta, acaba de ser trasladada al de la calle Sol. También habrá que incluir medidas para que los viajeros puedan subir sin dificultad a los autobuses, ya se eliminarán las aceras, lo que ya llevó a la instalación de una plataforma en el cruce con Sol.

La regulación del tráfico tendrá que dar una solución a la medida aplicada por el Concello en San Andrés de cerrar la calle al paso de vehículos las tardes de los sábados, ya que eso obliga a permitir que la atraviesen mediante las calles transversales, en las que hay espacios peatonales como la plaza José Sellier y la calle Pastoriza, por lo que el nuevo diseño de esta vía tendrá además que armonizar con el de esas zonas.

La remodelación incluirá también la creación de una parada de taxis cerca de la iglesia de San Andrés con capacidad para cuatro o cinco vehículos.