Una nueva promoción de jóvenes con discapacidad cognitiva emprenderá, en pocos meses, la aventura de la vida universitaria. Lo hará en unas condiciones complicadas debido a la pandemia, pero con las mismas ganas e ilusión que manifestaron las cuatro promociones precedentes del programa Espazo Compartido, que la Universidade da Coruña destina a jóvenes de este colectivo con el fin de favorecer su inserción laboral. La titulación, que ya es propia de la UDC y se imparte en la Escuela Técnica Superior de Caminos, Canales y Puertos, en el campus de Elviña, acaba de abrir el plazo de inscripción para el bienio 2021-2023. Lo hizo con una reunión telemática en la que sus responsables resolvieron a las familias interesadas las posibles dudas, e invitaron a padres y madres a que animasen a sus hijos a dar el paso de acceder a formación universitaria. Los requisitos para cursar los estudios son, únicamente, tener entre 18 y 30 años y estar en posesión de un certificado de discapacidad cognitiva.

“Hay 15 plazas cada año. El aprendizaje lo tienen dividido en dos cursos académicos, donde tienen prácticas y asignaturas teóricas. Aprenden habilidades de comunicación, matemáticas para la vida diaria, economía y empleabilidad, proyecto de vida, inclusión universitaria...” enumera la coordinadora de la titulación, la profesora Thais Pousada.

Como complemento a las asignaturas, los alumnos acuden, una vez a la semana, a una serie de talleres formativos que complementan su aprendizaje, y que tratan contenidos tan diversos como la gestión de las emociones o la formación en primeros auxilios, u otros más centrados en el mundo laboral como la preparación de oposiciones o la elaboración del currículum. En cada uno de los dos cursos que dura la titulación, los jóvenes tienen, además, la oportunidad de probar las destrezas adquiridas en el mundo laboral. “Cada año tienen prácticas. En primero las realizan en servicios de la Universidade; como conserjería, bibliotecas, decanato o administración, en los que tienen como referencia al personal de administración y servicios. En segundo ya las hacen en empresas”, relata Pousada.

Notarías, oficinas de talleres automovilísticos, colegios de educación primaria, supermercados, servicios sociales de ayuntamientos e incluso empresas de hostelería son algunas de las opciones entre las que los estudiantes pueden escoger para iniciarse en el terreno profesional. “El objetivo es que adquieran estas capacidades y habilidades, pero también que vivan la experiencia universitaria”, aclara Pousada.

Además de contenidos útiles para la vida cotidiana y el mundo profesional, Espazos Compartidos ofrece una alternativa para los jóvenes con discapacidad cognitiva que acaban su etapa educativa y quieren continuar formándose, buscar empleo y seguir sus vocaciones. El título persigue, además, un objetivo a mayores: dotarles de las herramientas para que caminen solos. “Procuramos que aprendan autonomía personal. El contacto con las familias, aunque está, es mínimo. Los estudiantes deben gestionar su proceso de aprendizaje. Tienen que ser autónomos, tomar sus decisiones”, apostilla Pousada.

Cuentan, para ello, con la guía de psicólogos, pedagogos, logopedas y terapeutas ocupacionales que imparten las asignaturas, pero también de programas de movilidad que favorecen que conozcan nuevos ambientes y realidades. Este año, harán un intercambio con estudiantes portugueses. “En las familias siempre hay cierto miedo a dejarlos solos a su libre albedrío, porque están en un núcleo muy protegido, y darles alas siempre cuesta. Lo que ofrece este programa no lo van a encontrar en un centro de día o en una asociación. La valoración es siempre positiva”, asegura Pousada.