Lo tenía todo preparado para que la de ayer fuese una mañana de sol y playa en Riazor, pero la entrada de un banco de niebla repentino frustró los planes de una mujer que, ayer por la mañana, volvía a casa por Rubine, tapada con una toalla, para no perder temperatura corporal y con la silla en la que preveía pasarse medio día tomando el sol, plegada y con sus ruedas alejándose, cada vez más del arenal. El calor, sin embargo, sorprendió a los madrugadores que fueron al muelle de Trasatlánticos.