En el último año, la vida de Alfonso Pérez Soto (A Coruña, 1971) también ha cambiado. Ha pasado de viajar la mitad de su tiempo a quedarse de forma permanente en Miami, donde reside y desde donde trata de estar al tanto de la actualidad coruñesa. Warner Music lo ha nombrado presidente del departamento de músicas emergentes, por lo que controla los mercados de Europa del Este, Oriente Medio y África.

¿Cómo evoluciona la industria musical en estos países?

Cada grupo de territorios tiene dinámicas distintas, porque su estado de evolución es diferente. Lo que sí hay, en general, es un mercado donde el factor demográfico es muy importante. Aunque muchos de esos países están en vías de desarrollo o no son considerados países ricos desde el punto de vista económico, lo que tienen es un factor demográfico muy grande y muchos clústers culturales. En Oriente Medio, por ejemplo, tienes 480 millones de personas que hablan árabe. India, Sri Lanka, Bangladesh, Pakistán o Maldivas son multiculturales, pero toda esa región está en el orden de 1,8 billones de personas.

¿Influye también la emigración?

Claro. Tienes clústers culturales con un factor demográfico enorme, no tanto en los países por sí mismos, también incluso en las diásporas que tienen esos países. Muchísimos emigrantes siguen manteniendo sus raíces culturales y consumen música local donde quiera que estén, muchos de ellos están en Europa occidental, en Norteamérica o en Australia. La tecnología también es un punto a favor. Como nuestra industria en términos del acceso a música se hace principalmente a través de móvil, con la mejora de las redes, la accesibilidad de smartphones y la reducción del coste de datos, muchísima más gente accede a música a través de diferentes servicios de streaming. Algunos de pago y otros que se monetizan por la publicidad. El factor demográfico hace que los consumos sean enormes. Aparte de la riqueza cultural y musical de estos territorios. Igual que el resto del mundo, aunque para nosotros no es extraño, ha descubierto en los últimos años la riqueza cultural de la música latina, a través del reggaeton, que hoy triunfa en muchísimos mercados que antes no eran accesibles, yo creo que va a pasar lo mismo con la música india o africana o incluso ritmos de países árabes.

¿Se empieza a notar?

Sí. Lo vemos en países como Francia, donde es tremenda la influencia de la música africana, por la diáspora que tienen de esos países y la inmersión cultural que hay de la gente que ha emigrado y los propios franceses. Lo empiezas a ver en Italia. Lo ves muchísimo en Alemania con el producto que viene de Turquía. O incluso en Canadá, que tiene una emigración enorme de la India. El 5% de la población de Toronto es de origen indio. Son cosas de muchísima importancia. Con la riqueza demográfica y cultural, lo que nosotros tenemos que hacer es dar soporte a los artistas de estos territorios e intentar acceder a propiedad intelectual.

¿Cómo es ese proceso?

Les ayudamos a mejorar la producción y calidad. Dándoles la oportunidad de cooperar con artistas de diferentes países. Maximizando todo el suministro de su música a nivel global, aplicando técnicas de marketing tanto tradicionales como digitales. De lo que se trata es de generar más valor para que vean el atractivo de trabajar con nosotros, aparte obviamente del soporte general de la transacción, que es financiero. Cuando un artista trabaja para nosotros, tiene unos beneficios económicos asociados a ello.

¿Cuál ha sido el impacto de la pandemia?

Es cierto que la falta de ocio externo y que la gente no pueda salir de sus casas, ha variado e incrementado en algunos casos el consumo de muchos géneros musicales a través de plataformas de streaming. Otras partes del negocio, como la venta física o los eventos, han sufrido por el cierre de locales, así como el cierre temporal y la limitación de acceso a tiendas. Para nuestra industria, que está más en el área de propiedad intelectual, ha habido una parte importante de gente que antes no utilizaba métodos digitales que ha aprendido y ha accedido a esos servicios. De la misma manera que antes no compraba a través de internet y ahora lo hace por la necesidad de que le lleven los productos a casa, hay mucha gente que ha empezado a acceder a servicios de música por tener más tiempo libre y tener que cubrir una falta de ocio externo con un ocio dentro del hogar.

¿Qué futuro les espera a los artistas de estos países emergentes?

Los éxitos pueden venir de cualquier parte del mundo. De hecho empiezas a ver mucha más diversidad desde el punto de vista de los artistas, está dejando de ser tanto un mercado anglocéntrico para convertirse en un mercado mucho más abierto. Los éxitos y los artistas pueden venir de cualquier parte del mundo y es básicamente una consecuencia de la globalización. Igual que afecta a las redes sociales, afecta a la música per se.

En ese mercado, ¿puede llegar a tener más fuerza la música en español, o más facilidades para llegar a otros lugares?

Ya no es mi mercado, pero sí. Ha sido absolutamente una consecuencia digital y un importante impacto de la base demográfica o de los países que hablan español lo que ha dado soporte para que la música en español triunfe a través del mundo. De todos modos, cuando tu mercado se abre a otras influencias, necesitas más calidad para llegar a otros. Hace falta mejorar la calidad de las producciones.

¿El auge de las nuevas plataformas de música, como Spotify o Apple Music, hará que la radio quede al margen?

Creo que los servicios son diferentes y, además, Spotify o Apple Music ya incorporan servicios de podcasting. No creo que la radio en sí esté en competencia con los servicios. Simplemente es diferente la plataforma de distribución. Spotify o Apple Music, con el podcasting, son de cierta manera distribuidores de servicios que pueden ser similares a la radio. Otra cosa es que los productores de radio utilicen esas plataformas o no. Pueden ser complementarios.

En recientes estudios se ha publicado que la venta de vinilos supera a la de CD, algo que no sucedía desde los años 80. ¿Esto abre un nuevo camino para el sector?

El vinilo es un producto de alta calidad musical y, además, tiene una parte asociada también a lo que puede ser merchandise o memorabilia. Es un producto muy apreciado por esas dos cosas. Sin lugar a dudas el producto está creciendo, obviamente no es masivo como fue en los años 70 y 80, pero es un producto de nicho que crece.

Además de cómo ha afectado el COVID-19 a la industria musical, ¿cómo le ha cambiado a usted?

Llevo un poco más de un año sin viajar, cuando viajaba el 50% de mi tiempo. Mi último viaje fue desde Varsovia a Estados Unidos, en marzo del año pasado, y no he vuelto a hacer ningún otro viaje. Espero que con las vacunas y con la situación mejorando en todos los países, de aquí a unos meses volvamos a una cierta normalidad.

¿Y está al tanto de la actualidad coruñesa, pese a la distancia?

Claro que sí. Desafortunadamente aunque el Deportivo ganó el domingo pasado, no nos clasificamos. Leo la prensa a través de las aplicaciones y obviamente tengo contacto con mis padres y amigos que viven allí.