“Esto es una maravilla. Vienes aquí, te olvidas del coronavirus durante unas horas, te mueves y tienes tus pimientos, tus lechugas”. Para Manolita, la pequeña parcela que trabaja a los pies del centro Ágora es mucho más que una forma más económica de obtener verduras y hortalizas de temporada. Además de la facilidad para desconectar de la crisis sanitaria que ofrece la posibilidad de pasar el día al sol, en un entorno natural inusual en uno de los barrios con menos zonas verdes de la ciudad, es complicado imaginar una forma más sana de pasar el tiempo de ocio.

Manuel Patiño, portavoz de la asociación de Leria na Leira

Los vecinos de A Coruña que trabajan las parcelas que el Concello adjudicó ya hace tres años en el marco del programa Huertos Urbanos en Novo Mesoiro, Eirís y el Agra do Orzán no quieren resignarse a deshacerse de sus cultivos una vez expire la concesión. Los adjudicatarios de los huertos del Agra, la mayoría vecinos del barrio, reclaman que el Concello amplíe la superficie destinada al proyecto para que no tengan que renunciar a sus parcelas. “Este es un espacio multicultural, multigeneracional, multirracial y feminista” , reivindican sus usuarios, que han constituido la asociación De leria na leira para reivindicar un incremento en el número de parcelas disponibles, de forma que sea posible dar respuesta a la ingente demanda del servicio, que actualmente cuenta con una lista de espera de más de 300 personas.

Manolita riega sus cultivos en su parcela del Agra Víctor Echave

“Es bueno para la convivencia. Estamos en un barrio que es todo cemento, no hay muchos parques y la forma que tiene la gente de pasar el tiempo es estar en el bar. Esto cura, es terapéutico. A muchas personas les ha ayudado con sus depresiones”, asegura Manuel Patiño, portavoz del colectivo de adjudicatarios. La posibilidad de disponer de un recinto propio en plena ciudad en la que cultivar hortalizas, verduras y hasta flores ha supuesto un auténtico vuelco para aquellas personas con pocas alternativas de ocio que, de otro modo, pasarían el tiempo en sus casas. Tras los meses más duros del confinamiento de la primavera de 2020, en los que las parcelas estuvieron, al igual que el resto de servicios de la ciudad, cerradas para sus propietarios, regresar al campo supuso, para muchos, el respiro que necesitaban después del encierro. “Es beneficioso en todos los aspectos, por eso queremos que se amplíe. A mucha gente ahora le quitas las huertas y se te muere. Es un lugar de convivencia, hay gente de todas las nacionalidades; chinos, portugueses, bolivianos...”, enumera Patiño.

Inés y Manuel Vicente, en su parcela del Agra del Orzán Víctor Echave

Los productos endémicos de Galicia se mezclan, en parcelas vecinas, con los chiles que cultiva algún mexicano nostálgico de su tierra; y en ninguno de los terrenos delimitados para su uso faltan las flores. “Esto es mejor que ningún psicólogo. A mí me ayudó mucho, es terapéutico, mientras estás aquí no piensas en tonterías”, asegura Pili desde la parcela número 6. Con el COVID recién superado y tras 18 días de cuarentena y aislamiento, no había nada que deseara más que volver a su huerta. “Lo pasé muy mal, pero lo pasé, gracias a dios. Cuando me dieron el alta y vi que tenía todo esto lleno de hierbas, y las verduras caídas, hasta me cayó alguna lágrima”, reconoce. Una circunstancia que ha sabido solventar, pues en pocos días su terreno ya luce cuidado como si esas semanas de malos augurios no hubiesen existido.

Pilar, en su parcela del Agra Víctor Echave

Entre el verde brillante que reina en el terreno vallado que conforma el huerto destacan, en determinados rincones, una serie de cuadrados marrones llenos de hierbajos que producen malestar en las parcelas vecinas.

“Lo que no puede ser es que haya gente en lista de espera y aquí tengamos parcelas en el abandono. Si tenemos una parcela, cuidémosla. Estas son de gente que las fue dejando. Tendrían que cobrársela o dársela a otra persona”, denuncia Pili. “Yo incluso cogería un trozo más”, asegura.

Inés y Manuel Vicente, el matrimonio que gestiona la parcela número 2, inauguraron las primeras semillas hace tres años en el Agra do Orzán. En pocos meses serán, también, los que tendrán que abandonar antes el huerto. “Yo quiero seguir trabajando el huerto. Esto antes estaba impracticable. Ahora todo esto está bien cuidado”, ejemplifica. Para él, jubilado y, como él mismo reconoce, poco aficionado a los bares, la parcela del Agra supone la mejor manera de invertir su tiempo libre. “Yo me levanto, desayuno y vengo para aquí a dar una vuelta. Los jubilados tenemos que tener actividades así para hacer. Así el día se pasa entretenido”, asegura Manuel. Su mujer, Inés, se encarga de las flores, que ponen la nota de color, primero al terreno cercado y luego al salón de su casa. “Aquí tienes unos gladiolos que llaman la atención. Es una pena que nos quiten la parcela, habiendo como hay tantas abandonadas”, lamenta.

Detalle de una de las parcelas de la zona de huertos Víctor Echave

Un proyecto de premio

La Red de Huertos Urbanos de A Coruña, puesta en marcha por el gobierno de Marea Atlántica, fue premiada, el mes pasado, en la VIII edición del Premio de Buenas Prácticas Locales por el Clima de la Federación Española de Municipios y Provincias, en la categoría de Soluciones basadas en la naturaleza. La pasada semana, la concellería de Medio Ambiente anunció su intención de ampliar la red de huertos con un proyecto “más integral, circular y amplio” que satisfaga la demanda que recibe el servicio por parte de la ciudadanía. En los próximos meses, la infraestructura del proyecto contará con una serie de novedades añadidas, según adelantaron desde la concellería.

En el caso de los huertos emplazados en el parque Adolfo Suárez, las parcelas destinadas a su desarrollo apelan al “modelo de cultivo de vides de la Ribera Sacra”, de modo que se aproveche mejor el terreno disponible “y que se parezcan más a jardines que a huertas”.

Existirá, del mismo modo, un reglamento específico para diferenciar las huertas asignadas a asociaciones de las gestionadas por particulares, “para evaluar el éxito de cada modelo”, así como las destinadas a personas con movilidad reducida. Dado el enorme volumen de solicitudes, desde la concellería se estudian otras localizaciones en la ciudad para nuevos huertos. Las zonas que se barajan para ampliar la superficie destinada al proyecto pertenecen a Feáns, Mesoiro y San Pedro de Visma-Os Rosales.

Uno de los adjudicatarios de los huertos del Agra, en su parcela Víctor Echave