La tromba de agua que ayer cayó en la ciudad sobre las tres de la tarde cogió desprevenidas a las personas que se encontraban sentadas en terrazas de hostelería. En la Marina la lluvia trajo consigo un fuerte viento que hizo que las mesas y las sillas se desplazaran de lugar. Algunos camareros salieron a la carrera desde los locales para atrapar las terrazas y devolverlas a su sitio; hubo quien se descalzó para no estropear las zapatillas en los charcos de agua.