Si la semana pasada fueron unos alegres pajaritos sobre la cubierta del Coliseum los invitados sorpresa, esta semana lo fue la lluvia y su sonido golpeando sobre dicha cubierta, que hasta me hizo dudar si Litton guardaría la batuta e interrumpiría el concierto.

Es habitual durante la ejecución de los conciertos escuchar “ruiditos”. Aparentemente no es grave, pero creo conviene aclarar el porqué de estas molestias, que relaciono con el ruido en el Coliseum de los pajaritos, la lluvia, los cláxones o el acelerón de coches. Piense que se está trabajando con el sonido al máximo nivel de excelencia sin amplificación, siendo el propio instrumento el que emite y el aire el que trasmite el sonido, precisando de la máxima concentración y silencio para una escucha perfecta. Por lo que cualquier distorsión en forma de ruido tipo: abrir un caramelito, susurrar conversaciones, sonidos de móvil, carraspeos constantes, ruidos de abrir o cerrar cremalleras etc, son muy molestos tanto para oyentes como para intérpretes, ya que dichos ruidos estropean una perfecta escucha e interpretación, con lo cual el disfrute de la misma.

Comenzaba el concierto con una obra de Carbullanca sobre sus paseos, que me hizo recorrer mentalmente buena parte de los míos por nuestro paseo marítimo. Como en todo tipo de obras, pero sobre todo en las contemporáneas, cuan necesario es leer u oír de primera mano del propio compositor o en el propio programa de mano acerca de la obra para intentar comprenderla, de ahí los acertados apuntes al mismo de Luis Suñén.

Acto seguido la monumental Vida de héroe, una Oda —de seis partes— al Yo mismo, donde Strauss se retrata a si mismo como El Héroe. Uno que es un suertudo, y ha tenido la oportunidad de conocer la obra por tocarla junto a la OSG con el gran Maestro López Cobos , fija su vista y oído en el comienzo de chelos y contrabajos, que junto a la trompa dan comienzo a la obra. Ver a los músicos de esas secciones con esa predisposición y esas ganas de comenzar y arrasar, te hace intuir que algo tremendo va a a suceder en los próximos 40 minutos como así fue. Una gran versión de Litton, con pequeños desajustes, pero limpia, consistente y apasionada en muchos instantes y con gran conexión con los 97 músicos que componían esta noche la OSG, que nos dejó grandes momentos como siempre del gran Bushnell a la trompa asistido por el betanceiro Loza, y toda su sección de trompas que esta noche estuvo espectacular. Personalmente me gustaron también Villa y su equipo (sección de oboes) y una sección de maderas brillante como “adversarios del héroe”, aunque uno siempre espera a “la compañera del héroe”, donde Strauss retrata a su mujer y que es uno de los grandes solos de violín del repertorio orquestal, y ahí, Spadano desenfundó su Contreras, violín construido por José Contreras en el XVIII y conocido como el Stradivarius español, y nos dio un recital de destreza violinística en uno de los más difíciles solos orquestales para violín, con un precioso sonido y una comprensión más madura y serena con respecto a sus anteriores interpretaciones del mismo. Gran concertino el bien querido Massimo, que aterrizaba en nuestra ciudad después de asistir durante un mes en Barcelona, con la batuta claro, al gran Gustavo Dudamel. Una cuerda de altísimo nivel, con unos violines que semana tras semana nos siguen dando tantas alegrías ante la exigencia y dificultad de estos programas. Secundados por unas violas que no se amedrentan ante nada y respaldados por esos grandes chelos y contrabajos, que es donde se apoya el sonido, y a los cuales es un espectáculo visualizar mientras tocan, logrando enchufar a la música tanto a oyentes como a compañeros.