Los conflictos relacionados con los servicios de basura continúan. Mientras los operarios de Cespa ultiman una huelga de la recogida de residuos para el 4 de mayo, el comité de empresa de Albada, concesionaria de la planta de tratamiento de basura pide al Concello que intervenga Nostián hasta que salgan los nuevos pliegos del contrato, que será dentro de trece o catorce meses, según estima el área de Medio Ambiente.

“Cada día que pasa, la situación empeora. Hay un deterioro total en Nostián. La planta no va a aguantar así hasta 2023”, expone el presidente del comité de empresa, Julio Martínez Maceiras.

La concesión de Nostián caducó hace más de un año. El Concello sigue trabajando en la licitación de su gestión, todavía sin un horizonte claro. En diciembre de 2019, el Gobierno local intervino la planta. Aquella actuación se prolongó durante ocho meses y, desde entonces, Albada cumple una prórroga forzosa en la gestión. “La planta está que se cae y es un peligro. Urbaser —a la que pertenece Albada— no está ni se le espera. No hace un mantenimiento preventivo”, denuncia Martínez, que señala como única solución la intervención del Concello. Una vez más. “Que se haga cargo de la planta y del personal, y que nos dé garantías de que a finales de 2022 están los pliegos”, señala el presidente del comité de empresa. El nuevo contrato de la planta de Nostián incluye la reforma de las instalaciones.

De momento, y en señal de protesta, la plantilla se concentra en María Pita este jueves y el 6 de mayo, coincidiendo con el pleno municipal. “Además, llevamos sin convenio desde enero de 2020”, apunta Julio Martínez Maceiras.

El deterioro de la planta quedó acreditado hace unos días, relatan, cuando “una de las líneas de producción sufrió una rotura que puso en peligro al personal”. Aunque por el momento no han anunciado paros, el presidente del comité de empresa de Albada reconocen que “no se descarta nada”. En dos semanas, tendrán una reunión con el Concello en la que esperan que se les aporten soluciones. “El Ayuntamiento no puede mirar hacia otra parte”, razona. La última huelga de la plantilla de Albada fue en diciembre de 2019, para forzar a la concesionaria a retirar el Expediente de Regulación Temporal de Empleo (ERTE) que afectaba al 40% de los trabajadores.

Los que sí están programando paros intermitentes —un día de trabajo y otro no— son los operarios de Cespa, empresa concesionaria de la recogida de los residuos sólidos urbanos en la ciudad. Su intención es denunciar el mal estado de los vehículos con los que salen los operarios a hacer sus rutas cada día.

La gota que colmó el vaso se vertió la semana pasada, cuando uno de los coches que utilizan en su servicio quedó calcinado por una combustión. Los trabajadores se han movilizado en varias ocasiones para exigir la mejora de la maquinaria. Cespa, que ya era la anterior adjudicataria, consiguió de nuevo el contrato, que se formalizó el 2 de abril. Hasta ese momento no se podían cambiar los vehículos, pues la empresa estaba prestando el servicio con el contrato caducado.