Arrancó el Resis el pasado jueves con una gran presentación en la Fundación Luis Seoane, a la que asistieron representantes de las diferentes instituciones públicas que apoyan este Festival: Anxo Lorenzo, por parte de la Xunta; Xurxo Couto, por la Diputación; Juan Ignacio Borrego, por el Concello de A Coruña; y Andrés Lacasa, gerente de la OSG. Es un lujo vivir en una ciudad y en una comunidad donde se plantean propuestas como el Resis, donde además existe apoyo y esfuerzo de instituciones en la cultura, y que participan no solo en la presentación de dichos actos sino como activos oyentes, como así fue en este primer concierto.

Comprobar que están agotadas las entradas para muchos conciertos no causa gran sorpresa vista la cuidada puesta en escena y programación de la misma por su director, el joven Hugo Gómez-Chao Porta. La presentación antes de los conciertos a cargo de Chus Álvarez nos parece acertadísima, ya que describe la obra que se va a escuchar de una manera cercana y casi fotográfica que te hace disfrutar de la misma. Comenzó el concierto con la obra de Grandal Anuario do vento e as follas para ensemble, evocación a los diferentes paisajes y transformaciones del mismo a través del viento. Obra muy bien conceptuada en el espacio, con un mundo de tímbricas en las que el viento y las hojas son el hilo conductor de la misma. Si en un concierto clásico, la obra “contraste” sería la de un compositor contemporáneo, Schubert y su Cuarteto D 87 op 125 nº 1 obviamente son dicho “contraste” para este primer concierto del Resis. En una fina versión a cargo de un camaleónico Vlashi al violín, capaz de interpretar y entender con rapidez los cambios de lenguaje de partituras creadas hace cientos de años con las apenas “recién nacidas”. Completaban el cuarteto Malec al violín, Arteaga a la viola y Prokopenko al chelo, todos con muy buenas aportaciones individuales, que nos dejan el poso de su versatilidad y, por otro lado, lo necesario de este tipo de programas camerísticos para seguir progresando en la carrera de un músico. Cerró el concierto la obra de Gomez-Chao Porta Recitativo y Aria para soprano, ¡qué maravilla sonora!, con una magnífica interpretación de la soprano Adriana Aranda, que con su precioso timbre e implicación en la partitura nos hizo vibrar junto al Grupo Instrumental Siglo XX ya al completo al unirse a los citados Bournaud al violín, Williamson al contrabajo, Ibañez a la flauta, Marín al clarinete y Belmonte a la percusión. Esta agrupación supo interpretar como nadie esta obra, en la que una voz que nace de la oscuridad busca otros cuerpos que resuenen con ella, y que consiguió una sonora ovación final de los asistentes dejando ganas de más. En verdad, obras para disfrutar con todos los sentidos.