En la Fundación Meniños el año 2020 se cerró con 81 casos de abuso sexual a menores atendidos en toda Galicia, de esos casos, más de la mitad, 43, son de A Coruña. El coordinador del programa de abuso en Galicia de la Fundación Meniños, Alberto Rodríguez Beceiro, indica que eso no significa que en la ciudad o en la comarca se produzcan más episodios que en otros lugares, ni que se denuncie más sino que las administraciones derivan más a este centro a los menores cuando saben que necesita ayuda para superar un episodio de este tipo, ya que la Fundación Meniños es un centro de referencia en este tipo de terapias.

En Meniños tratan a menores que han sido víctimas de agresión sexual, “independientemente de si ellos han perpetrado también algún acto de abuso con otros niños”, ya que, según explica Rodríguez Beceiro, entienden “que todos son víctimas de abuso ya que un niño o una niña por sí mismo no va a ejercer ninguna forma de violencia sobre otro sin haber sido ellos víctimas antes”. En todo caso, “son muy pocos” los menores que acuden a terapia por haber perpetrado agresiones sobre otros niños.

En el caso de los abusos sexuales que los menores cometen con otros niños, el técnico de Meniños indica que, como en otros tipos de agresiones, no hay un patrón ni un perfil determinado, ni de víctima ni de agresor, de modo que pueden ser episodios aislados o continuados en el tiempo. “Se pueden dar los dos casos”, relata Rodríguez Beceiro. Asegura que la mayoría de los casos que atienden se dan en el ámbito familiar y que esa circunstancia hace que la recuperación sea más lenta. “No es lo mismo haber sido abusado sexualmente por alguien de la familia o por las relaciones cercanas. Ahí va a costar más lograr unos niveles de seguridad estables, porque ya no es solo que hayan sido víctimas de abuso, que ya es tremendamente abrumador, sino que son víctimas de quienes les tenían que cuidar y proteger, entonces hay dos fallos en la protección”, comenta Rodríguez Beceiro.

A pesar de que el daño es mayor, desde la Fundación Meniños destacan que hay muchos más casos de abusos a menores en el entorno familiar que fuera de él. Hacen referencia también a que los adultos son clave en la recuperación de estos menores, ya que no es lo mismo que un menor diga qué le está pasando o qué le pasó y se le crea y se actúe en consecuencia que que los niños no tengan confianza con nadie para contarles su experiencia.

“Si damos crédito a lo que ha sucedido vamos a intentar proteger a ese menor y buscar la manera para que se recupere”, relata Rodríguez Beceiro.

Los técnicos de Meniños han detectado que se han incrementado las denuncias con el paso de los años, aunque muchos de los menores suelen tardar en revelar las situaciones de abusos. Para detectar lo que los pequeños callan, los técnicos de Meniños insisten en que es importante fijarse en “los cambios de conducta” de los menores.

“Hay unas conductas prototípicas que pueden hacer saltar las alarmas, como conductas hipersexualizadas, aislamiento, hiperresponsabilidad... Lo más importante es poner el foco en cualquier cambio de comportamiento del niño”, relata, aunque también incide en la importancia de que los niños tengan un ambiente en el que poder expresarse libremente, para que encontrar ayuda.

“Si el niño o la niña cambia su comportamiento y no sabemos la razón y no nos esperábamos ese cambio puede que le esté pasando algo. Va a ser más fácil indagar si estamos atentos y tiene que ser el adulto el que una las piezas. Así será más fácil que que el niño llegue a manifestar qué le pasa”, aconseja Rodríguez Beceiro.

Pero, ¿de qué hablamos cuando hablamos de conductas hipersexualizadas? El coordinador del programa de abuso en Galicia de la Fundación Meniños puntualiza que esto implica que los niños hablen de masturbación, que hagan movimientos de masturbarse o de coito, y todas aquellas referencias sexuales “que no son esperables en el desarrollo de un menor”.

Sobre el incremento de casos registrado el año pasado, Rodríguez Beceiro comenta que “son más porque se detectan más”, no porque se hayan producido más.

Desde la fundación animan a denunciar aunque el menor vaya a tener que revivir los episodios de abuso, ya que hay modelos en los que se reducen las veces en las que tiene que contar su experiencia.