En shock. Así nos quedábamos todo el gremio musical de A Coruña al enterarnos. Cayó la noticia como un trueno doloroso retumbando por toda la ciudad. Poco después, eran las redes las que estallaban en amor y agradecimiento hacia ti, Eva. Quisimos acompañarte a replegar velas y llegar a puerto con todo el mimo que pudimos. Hubo un aluvión de mensajes entre las personas que te conocemos llenos de cariño e intentando sembrarlo todo de consuelo. Seguro que te llega de alguna manera toda esta vorágine que se generó porque en cierto modo, es lo que tú generas. Por mi parte, de entre la tristeza que se respira “entre bambalinas” rescato los momentos que compartimos sobre todo en el Bâbâ, nuestro Bâbâ Bar, nuestro templo ahora itinerante en el espacio atemporal de la memoria colectiva, al que llegabas para ponernos el sonido después de haber estado hablando de lo que íbamos a necesitar. Tú siempre con tus bailes entre tema y tema, tus “Aparcando”, tus miradas de complicidad, tu entusiasmo cuando nos veías en el escenario, tus mensajes de cariño al llegar a casa, los brindis al terminar de tocar... Tú siempre con la sonrisa puesta y esa presencia tuya fuertemente delicada. Estarás en muchos de los conciertos que vendrán porque somos una gran familia de la que gozabas de formar parte y en la que siempre tendrás tu sitio. Seguiremos siempre pidiéndote un bis y seguiremos pidiéndote siempre que “nos subas un poquito en monitores”. Muchas gracias y un aplauso enorme. Un aplauso que resuene como lluvia, como la lluvia que caía el día que te fuiste y se mezcló con nuestras lágrimas y la risa que dejábamos brotar tímidamente al recordar anécdotas contigo. “Llévate un te quiero, rompe las paredes. Tú sabes que tú puedes”. Te vamos a echar mucho de menos, artista.

*Músico