El feísmo urbano causado por el duradero abandono entre el ladrillo y el hormigón también se vende. Que se compre para tratar de armonizar el espacio es más difícil. Solares vacíos en el centro de la ciudad, terrenos sin edificar encajados entre inmuebles de distintas alturas o en esquinas o cruces de calles y parcelas aisladas en zonas periféricas están en el mercado inmobiliario de A Coruña. Empiezan a verse con más frecuencia en el catálogo de las inmobiliarias. En El Idealista, por ejemplo, las superficies oscilan entre los cerca de 400 metros cuadrados y los 3.000, y los precios que piden sus propietarios, entre 430.000 euros y 4,4 millones. ¿Se venden? No es habitual, buena parte de ellos acumulan años de olvido, aunque su futuro depende de la localización, la calificación del suelo y de las pretensiones económicas de sus titulares, apuntan expertos consultados por este periódico.

En los barrios de Os Castros y O Castrillón hay solares en venta (en Juan Montes, Cerca, As Xubias y Miramar Castrillón, algunos de ellos catalogados por las inmobiliarias como terrenos, aunque sobre los que se asientan casas o viejas construcciones sin habitar). En Os Mallos se localizan ofertas en las calles Noia y Santander, huecos entre edificios con muros en el frente para ocultar la vegetación crecida y la suciedad acumulada; en A Falperra, en Fuente Seca del Monte; en la avenida de Peruleiro; en Eirís, en Inés de Ben; en Someso, en José Pascual López-Cortón; en Monte Alto se encuentran en calles como José García Vázquez, San Jorge y Torre; y en A Zapateira son fincas vacías próximas a urbanizaciones o chalés individuales.

Estos ejemplos se pueden encontrar en portales de internet como Fotocasa o El Idealista, pero hay más en toda la ciudad que no aparecen en las consultas presenciales o virtuales porque los propietarios de los solares no los tienen a la venta o les interesa gestionar posibles operaciones sin exponerlas en el mercado. También es muy posible, señala el sector inmobiliario, que sus titulares se hayan desentendido de sus propiedades “por motivos de conflictos familiares, herencias, falta de acuerdo o cambio de residencia”, lo que dificulta cualquier salida y mantiene indefinidamente en abandono el espacio urbano que ocupan. Por eso hay casos de parcelas que acabaron entre los activos de la Sareb o banco malo procedentes de las entidades financieras que los tenían en cartera, con ejemplos de ello en la calle San Andrés o en la avenida Peruleiro.

“Se ven a la venta, pero muchos de estos solares tienen poco valor. Pueden ser restos de urbanizaciones, o terrenos que están en entornos degradados, como Pescadería y la zona del Orzán, donde hay un feísmo terrible que desanima a vender y a comprar. Además, los dueños pueden tener cargas judiciales pendientes, emigraron o desaparecieron sin preocuparse de su suelo. O se da el caso de que quebraron las promotoras que los tenían”, explica Herminio Carballido, presidente del Colegio Oficial de Agentes de la Propiedad Inmobiliaria de A Coruña. Quienes al final se deciden a comprar, añade, suelen ser pequeñas inmobiliarias.

Los precios son variados, dependen también de la condición urbanística del suelo, que en la mayoría de casos es urbanizable, de la superficie y de las aspiraciones de los dueños. En Fotocasa hay pequeños terrenos a la venta de 35 metros cuadrados por los que se piden 57.500 euros. Pero en la calle Cerca, en Os Castros, un solar a dos cotas de casi 1.300 metros cuadrados figura en El Idealista con el precio de 2,5 millones de euros. En A Zapateira se encuentran parcelas por 500.000 euros, en Os Mallos por 700.000, en Eirís y Mesoiro por más de un millón y en Someso por más de cuatro: en concreto, se trata de un solar urbano consolidado con una superficie de 2.050, metros cuadrados para la promoción residencial de una torre de un máximo de 16 plantas.

“La mayoría de estos solares no se venden porque los titulares piden el oro y el moro y la realidad es que no encuentran comprador a no ser que se bajen el precio o que suba extraordinariamente el mercado. Si resulta que el solar es una herencia que se reparte entre personas o hay una junta de compensación con gastos repartidos, es más difícil venderlas”, dice el gerente de la Asociación de Promotores Inmobiliarios de A Coruña (Aproinco), Juan José Yáñez. “La lentitud urbanística y la complejidad administrativa” son otros factores que juegan en contra de las operaciones con este tipo de propiedades.

A la venta por 430.100 euros el edificio modernista del 132 de la avenida de Oza mientras prosigue su rehabilitación

El edificio modernista del número 132 de la avenida de Oza, construido en 1925, con protección en el plan general desde 1998 y deshabitado desde hace más de dos décadas, se puede comprar por 430.100 euros. Este es el precio que indica el anuncio de su venta en el portal de internet Fotocasa. La inmobiliaria que lo comercializa, Aliseda, confirma que la operación es por el inmueble completo, que en la actualidad se encuentra en obras. La fachada del edificio, que durante años mantuvo una red de protección y posteriormente añadió un andamio para garantizar la seguridad de su estructura, ha sido limpiada y pintada, pero en el interior aún hay trabajos que ejecutar. Su superficie total es de 823 metros cuadrados, tiene planta baja y dos alturas, la más alta con buhardilla, y cinco habitaciones, señala la inmobiliaria. El propietario del edificio desde finales de la década pasada fue sancionado en 2018 por el Concello con 2.400 euros por no solicitar licencia para su rehabilitación. El inmueble había sido declarado en ruinas en 2012, por lo que la administración local ordenó a su anterior dueño, Cinur Consultores Urbanísticos e Inmobiliarios, que emprendiese la reforma. Esta empresa entró en concurso de acreedores aquel año, aunque presentó un proyecto de restauración que tres años después fue rechazado por el Ayuntamiento, entre otras razones por tener varias carencias. Denegada la licencia de obra e impuesta la multa al nuevo propietario después, el edificio no fue objeto de intervenciones hasta que en el último año se pintó su fachada. Este ejemplo de modernismo arquitectónico se encuentra junto a otro edificio abandonado del mismo estilo, el del número 130 de la misma calle, de 1921 y con tres alturas, que en febrero de este año inició una rehabilitación.