La posibilidad de que se vendan terrenos portuarios para financiar la construcción de la dársena de punta Langosteira hace temer al colectivo Defensa do Común que esta iniciativa sea “solo un primer paso para intervenciones similares en el hotel Finisterre o en el complejo deportivo de La Solana” . Esta asociación es una de las treinta que convocan la manifestación que recorrerá desde el mediodía el centro de la ciudad entre las plazas de A Palloza y María Pita bajo el lema A Coruña non se vende, con el que quieren expresar su rechazo a la privatización de los espacios portuarios que queden liberados por el traslado de actividades al puerto exterior.
Para Defensa do Común la manifestación es una “exigencia” ante lo que califica de “intento de reformulación del tejido urbano que conlleva la invasión de lo privado sobre lo público”. Según afirma, si no se impide la venta de los muelles, esta operación “puede extenderse a la privatización de espacios en primera línea de costa de la denominada ciudad histórica”, en referencia al hotel Finisterre y al complejo La Solana, que pertenece a la Autoridad Portuaria.
La entidad considera que la manifestación, que fue precedida en 2017 por otra con la misma reivindicación y en la que participaron 4.000 personas, “servirá de una vez por todas para disuadir a la clase política partidaria de nuevas intentonas especulativas”. Según Defensa do Común, el puerto fue históricamente “el mejor escaparate de A Coruña” y destaca que “nunca fue permitida la venta” de terrenos en este lugar “porque siempre estaban perfectamente delimitados los límites entre lo público y lo privado”. Sobre esta cuestión, destaca que cuando la ciudad precisó de espacio en la zona portuaria para la implantación de nuevos servicios, las instalaciones se adjudicaron en régimen de concesión, sin que los terrenos fuesen vendidos a particulares.
La asociación, que inició su andadura a raíz de la decisión del Ministerio de Defensa de poner a la venta las parcelas que poseía en la zona de A Maestranza y reclama la devolución gratuita de todas las propiedades estatales que queden sin uso, la situación actual del puerto contrasta con la vivida en la ciudad a mediados del siglo XIX tras el relleno que hizo posible la creación de los jardines de Méndez Núñez.
Defensa do Común recuerda que entonces hubo intentos de que esa zona fuese dedicada a la construcción de viviendas, pero que el ingeniero Celedonio de Uribe “impuso su visión culta de la ciudad” en defensa de las zonas verdes y los edificios públicos “frente a los sectores más depredadores de lo público”.