Urbanizar una zona rompe los mecanismos naturales que gestionan la lluvia. El agua, detenida por los tejados y el asfalto, no se infiltra en el suelo, disminuye la evaporación y las superficies lisas provocan que la escorrentía vaya más rápido. Así se provocan inundaciones, que desbordan las redes de recogida de pluviales. Para estudiar cómo evitarlo, la Universidade da Coruña (UDC) invertirá cerca de 460.000 euros en construir infraestructuras piloto en los campus de A Zapateira y de Elviña, basadas en soluciones naturales para gestionar la lluvia y filtrar la contaminación que trae, además comprar material de medición.

El proyecto, financiado con fondos europeos, cuenta con la colaboración de la Oficina de Medio Ambiente y del Grupo de Ingeniería del Agua y del Medio Ambiente. Según explica el director de la oficina, Manuel Soto, “la idea viene de tiempo atrás”, ya que la UDC cuenta con una planta depuradora piloto desde hace una década, pero en la actualidad, la mayoría de la lluvia que cae sobre los campus se sigue bombeando al alcantarillado. No es el mejor sistema, ya que “mandar a la lluvia con las aguas residuales hace que salgan a través del sistema, por los aliviaderos”, y cuando llueve mucho hay inundaciones en el campus y en la ciudad. Otro problema es que la lluvia llega junto a las aguas fecales a la depuradora, haciendo que tenga que procesar un mayor volumen.

Los experimentos que se pondrán en marcha son intervenciones “de momento pequeñas”, explica Manuel Soto, y se trata sobre todo de una infraestructura “de investigación”. Por ejemplo, se creará un sistema para llevar la lluvia que cae sobre la cubierta del Pabellón de Deportes hacia un estanque y humedal que ya se ha construido, detrás de la instalación. También se recogerá la escorrentía del aparcamiento de Filología y de parte del tejado del edificio, que pasará a una nueva red subterránea y se verá sometida a filtros formados por plantas.

La salida de las aguas que caen sobre el aparcamiento de la Escuela de Caminos irán a otra área de biorretención. En el aparcamiento de la facultad de Informática se experimentará con un sistema de filtración, basado en este caso en un componente inorgánico, la arena.

Según explica otro de los investigadores del proyecto, el profesor José Anta, la idea de estos sistemas es que cuando las aguas vuelven al sistema de drenaje no lo hagan de golpe, como suele ocurrir en situaciones de lluvia fuerte, sino de manera “más amortiguada”.

Otro de los experimentos consiste en crear tejados cubiertos por matorral bajo, que permitirían gestionar el agua que cae sobre las cubiertas y también aislar el edificio. Las plantas de los humedales y tejados también sirven para reducir la contaminación, pues, según explican Soto y Anta, las aguas pluviales arrastran partículas en suspensión de la atmósfera, y aceites de coches, metales pesados y microplásticos de las zonas de aparcamiento y vías, y, si no hay filtros intermedios, las llevan a los ríos y al mar. Estas substancias requieren una depuración “integral” explica Soto, y son distintas de la contaminación fecal. Como parte del proyecto se construirá una estación de monitorización de todas las redes de pluviales y fecales de los campus.

Aunque, por su pequeño tamaño, las actuaciones no incidirán de manera significativa en la gestión de las aguas de la Universidade, Soto señala que la idea es conseguir que la lluvia llegue al subsuelo sin pasar por el alcantarillado, o acumularla o reutilizarla en el campus. Según señala el responsable de la Oficina de Medio Ambiente, la UDC tiene “muy buena calificación ambiental” en el Green Metric World University, y actuaciones como estas permitirían mantener su puesto en el ranking. Según afirma Anta, en la ciudad “hay oportunidades para pensar en una gestión más sostenible del sistema de aguas”, e indica que se podrían empezar a implantar “en las obras que se están haciendo de peatonalización y urbanización. Trabajamos con ciudades que lo están haciendo”.

La construcción de las instalaciones, un proyecto licitado en 211.750 euros, ya está en la mesa de contratación de la UDC, mientras que la instrumentación ha vuelto a salir a licitación por 242.840 euros, después de que quedase desierta. Soto confía en que las actuaciones estén terminadas a final de año; luego se explotarán a “largo plazo”.